La época navideña en Bélgica está llena de tradiciones únicas y sus habitantes se preparan año con año para celebrarlas. El ambiente festivo invade sus calles con hermosas decoraciones e iluminaciones. Aquí el vino caliente se mezcla con los dulces de chocolate de San Nicolás.
Dos puntos imperdibles son los vistosos mercados de Navidad y las enormes pistas de patinaje.
Sin embargo, para los más pequeños de Bélgica, la Navidad también es una época sin igual, en especial la noche del 5 al 6 diciembre, cuando todas las casas belgas reciben la visita de San Nicolás (Sinterklaas o Saint-Nicolas) que premia a los niños que se han portado bien durante el año con regalos y dulces.
Esta figura es diferente a la de Santa Claus.
Lo curioso es que la tradición cuenta que Sinterklaas viene cada año de España en un barco y atraca durante un magno evento en el Puerto de Amberes para visitar a los niños con regalos.
Cada año, en el mes de noviembre, el alcalde lo recibe y le da la bienvenida a la ciudad, desde este famoso puerto. Desde este punto, comienza un desfile que termina en la Plaza Mayor. Por supuesto, durante todo el trayecto Sinterklaas está rodeado de niños.
San Nicolás siempre viaja en su caballo blanco, junto a su paje que le ayuda llamado Zwarte Pieten.
A este evento acuden alrededor de 12,000 personas.
Por otro lado, para la comunidad francófona, Saint-Nicolas llega viajando en su asno mágico y lo acompaña el personaje de Père Fouettard.
Es importante resaltar que en todo el país representan a San Nicolás con una gran barba blanca, un traje de obispo y un largo cetro. Es también tradición dejarle algo de beber junto a los zapatos en los que depositará los regalos. Además, se le deja alguna zanahoria para su caballo u asno.
Bélgica es un excelente destino para visitar, a finales de noviembre y a principios de diciembre, por la llegada de San Nicolás.
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