Viajar a Los Ángeles debería estar en tu lista de cosas a hacer antes de morir, sobre
todo el centro de la ciudad
Disfrutar de una aventura en una de las ciudades más importantes de los Estados Unidos, como es Los Ángeles, debería formar parte de nuestra lista de actividades antes de morir. Tomar un buen vino en un exclusivo restaurante en Beverly Hills, o caminar por Hollywood Boulevard sólo para terminar en un bar irlandés; pero aquí te contaremos de algo que no debes perderte, la magia del centro (Downtown) de L.A.
Aunque ya había visitado este encantador lugar, debo admitir que muchas personas me habían hablado bastante mal del centro, razón por la que en mis anteriores viajes había descartado por completo recorrer el Walt Disney Concert Hall o la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, un grave error si eres una persona que busca rincones ocultos a cada lugar a donde vas.
Mi descubrimiento empezó justo en Spring St, frente a Los Angeles City Hall, un enorme edificio blanco que data de 1928 y fuera diseñado por los arquitectos John Parkinson, John C. Austin y Albert C. Martin, una de las joyas de esa pequeña corona que es Downtown y que debe disfrutarse desde lejos, ya que al darle la espalda aparece otra de las bellezas californianas, el Grand Park, que tienes que cruzar completamente, de preferencia en la noche, para poder disfrutar de las luces del Arthur J. Will Memorial Fountain.
Al salir del parque tienes dos opciones, la primera es a la derecha para encontrarte con Temple St., que te llevará a la moderna Catedral de Los Ángeles, que incluso tiene una pequeña virgen de Guadalupe, un ícono que refleja la cantidad de latinos que se sitúan en la capital de California. A la iglesia construida por Rafael Moneo, a quien le debemos la ampliación del museo del Prado en España, la rodean estatuas de hierro que simbolizan animales y niños, además de una gran explanada que te invita a sentarte a leer un buen libro.
Regresando por Grand Ave fotografía la Opera House de Los Ángeles, así como toda la zona de museos, en donde también encontrarás muestras artísticas y exposiciones de todo tipo, además de cafés y lounges para tomar un descanso o incluso pedir alguna selección de platillos locales.
En la esquina siguiente, entre 1st ST y Grand Ave verás una de las obras arquitectónicas más famosas del mundo, el hogar de la filarmónica de Los Ángeles: el Walt Disney Concert Hall, creado por Frank Gehry en 2003, y que cuenta con una estructura completamente de metal, que la sitúa como una de las grandes maravillas de su tipo, compitiendo únicamente con el Museo Guggenheim Bilbao en España.
La siguiente parada es The Broad, un museo de arte moderno que cuenta con una exposición permanente de artistas como Franz Ackermann, John Ahern, El Anatsui, y hasta el 19 de marzo de 2017 la colección Creature, que incluye obras firmadas por grandes nombres como Andy Warhol, Georg Baselitz, Joseph Beuys, Jean-Michel Basquiat, entre otros, y cuyo costo va de los 10 a los 18 dólares, dependiendo lo que desees ver.
Si sigues por la Grand Ave hasta la 5th St podrás observar el centro de negocios de L.A., con edificios de diferentes corporativos que adornar perfectamente el panorama moderno de esta urbe, y que con la puesta del sol, va cambiando hacia un color dorado por la cantidad de ventanas que tapizan las constricciones.
Antes de regresar al Civic Center y tomar el metro a Beverly Hills, no perdí la oportunidad de pararme frente a la Biblioteca Central, que atesora ejemplares de autores como Nathanel West, Bruce Wagner, Yvan Goll, o clásicos como William Shakespeare y latinoamericanos como Gabriel García Márquez o Jaime Sabines, una construcción digna de admirarse en todo su esplendor.
Aunque Los Ángeles tiene otras áreas de interés como Hollywood, Santa Mónica, Universal Studios, entre otras, la magia del centro es la gran aventura que debes vivir antes de recorrer el resto de la ciudad, ya que en su mayoría las actividades que encuentras son matutinas y no querrás perderte de ningún detalle.