Los cuentos de Hans Christian Andersen popularizaron la idea de que la época decembrina debe de ser blanca, situada en pueblitos europeos, con casitas que parecen hechas de galletas de jengibre. Como danés, naturalmente pensaría en las fiestas de fin de año como un tiempo de guardar: tanto por el frío como por las costumbres religiosas, muchos de sus historias estuvieron situadas en este tipo de lugares de cuento de Navidad.
A pesar de que muchas de estas narrativas se basaron en la tradición oral de su país, es una realidad que, al caer el invierno, varios lugares en Europa se revisten con un halo navideño que se asemeja mucho a los cuentos de Andersen. Conoce algunos ejemplos que puedes visitar una vez que la emergencia sanitaria llegue a su fin:
Salzburgo se reconoce internacionalmente como el pueblo natal de Mozart. Como tal, recibe una cantidad importante de turismo año con año, siendo uno de los sitios turísticos principales en Austria.
Sin embargo, conforme se acercan las fiestas decembrinas, la ciudad luce por su tradicional mercado navideño, que data desde el siglo XV. Se pone en torno a la catedral de Salzburgo, al pie de la fortaleza de Hohensalzburg.
En el mercado no sólo se venden artesanías típicas. Por el contrario, el sitio se llena de eventos tradicionales en torno a los festejos de la temporada: conciertos al aire libre de canto coral y puestas en escena de leyendas locales lucen entre los principales espectáculos que se pueden ver.
El frío ruso impidió que conquistadores a lo largo de la Historia avanzaran hasta la imperial Moscú. Sin embargo, para los locales y los turistas interesados, es un sitio imperdible para ver las celebraciones que se llevan a cabo en la calle, desbordantes de ambiente y vodka.
Durante este periodo, los locales sólo se alimentan de agua y semillas de trigo, después de seguir un ayuno de todo un día. Después de esto, se organiza tradicionalmente un banquete copioso la noche misma de Navidad.
Como Rusia es una nación mayoritariamente cristiana ortodoxa, Santa Claus cambia de nombre también: se conoce como Ded Moroz, un «Abuelo Frío» que viaja repartiendo regalos. En la Plaza del Kremlin, además, se corona con un árbol de Navidad gigantesco que los visitantes no pueden perderse. Ha sido reconocido como «el más grande del mundo» más de una vez.
Es una costumbre ampliamente aceptada que, el 31 de diciembre, se realice la mayor celebración de invierno en esta ciudad, considerada la capital cultural de Rusia. El festejo se lleva a cabo en la Plaza del Palacio de Invierno, en donde la gente se congrega en torno al árbol navideño para dar la bienvenida al Año Nuevo.
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Durante la noche, un desfile temático impresionante inunda las calles de la ciudad, convirtiéndola en un verdadero cuento de Navidad. Este carnaval termina antes de las 12 de la noche, para tener la atención enfocada en despedir el año que termina y festejar el que va a empezar.
Praga es reconocida como la capital de la Bohemia. La ciudad del Moldava es una de las capitales europeas que más se esmera en embellecer sus calles para celebrar la época navideña. De por sí, la capital checa parece sacada de un cuento de hadas. Sin embargo, recubierta de nieve y hielo, se transforma en un cuento de Navidad.
Esta experiencia de ensueño helado se vive con más intensidad en la Plaza de la Ciudad Vieja. En esas fechas, se llena de árboles de Navidad iluminados, puestos de comida y artesanías típicas. Vale la pena pasearse por la orilla del río, a través del Puente Carlos, para ver cómo los edificios se encienden con luces de colores, típicas de un cuento de Navidad.
Otro de los mercados navideños más célebres en todo el mundo se encuentra en la ciudad alemana de Múnich. Éste es uno de los más grandes de todo el país, con más de diez mercadillos de Adviento en todo el barrio antiguo y de otras colonias más alejados del centro.
El más tradicional de todos data del siglo XIII: desde la Edad Media, se ha usado de escenario de la Marienplatz. Se siente una experiencia navideña 360, ya que el ayuntamiento estilo neogótico y su campanario se recubren generalmente de nieve, a la par del árbol de Navidad en el centro de la plaza. En Catedral de Nuestra Señora (Frauenkirche) se hace una ceremonia tradicional en torno a las fiestas religiosas.
Las calles de piedra, las fachadas góticas de piedra, el frío estival. Todos estos son elementos que no faltan, año tras año, en las navidades de Edimburgo. Como en otras ciudades de Europa, los mercados locales se revisten de artesanías locales, y las chimeneas activas se hacen protagonistas del horizonte escocés.
Se recomienda que los turistas extranjeros se protejan del frío con abrigos para salir a caminar por la ciudad, buscando el famoso Christmas Market de Edimburgo. Cuando cae la noche, los puestos del mercado se abarrota de gente que intentan combatir el frío con una taza calentita de vino especiado, conocido como mulled wine.
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