Entrar a la boca de un volcán dormido, ver auroras boreales y explorar cuevas de hielo son algunas expediciones obligadas en Islandia.
Los glaciares en Islandia todavía no ceden a la presión de la crisis climática. Además de imponerse en el país más septentrional del planeta, contrastan con el recubrimiento de arena oscura que cobija sus costas, justo antes de encontrarse con el impacto constante de las olas. Más allá de la capital, Reikiavik, el país permite experiencias de inmersión a la naturaleza difícilmente accesibles en otras partes del mundo. Éstas son algunas de ellas.
Caminar por las playas negras de Vik
Las playas de Islandia no son para asolearse. A pesar de que es necesario usar bloqueador para prevenir quemaduras, la gente generalmente va al mar cubierta con rompevientos, gabardina y gorros contra el frío. Así como las olas rompen en la costa, la brisa del norte azota los rostros de quienes caminen sobre ella.
La razón detrás de querer ir al último rincón del mundo a la playa es sencilla. Sólo en Islandia hay playas negras. Incluso en el país son escasas. En Vik, el pueblo más austral de todo el territorio, está un paraje turístico en el que las personas pueden bajar al mar para caminar entre arena que parece recubierta de hollín.
El color lo obtienen de la intensa actividad volcánica que existe en la isla. Es de un negro intenso, que a veces se confunde con las faldas de las montañas que enmarcan la ciudad. Las columnas basálticas contrastan con el Océano Atlántico, y comulgan con los flujos de lava que se enfriaron al entrar en contacto con el agua salada.
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Presenciar el desfile celeste de auroras boreales
Quienes van a las latitudes más al norte del planeta seguramente están buscando ver auroras boreales. Casi en todas las ciudades de Islandia es posible observar este espectáculo en las noches, sin importar la temporada del año. Sin embargo, los locales aseguran que en los meses de invierno son todavía más intensas, y varían en color a lo largo de la noche.
Según la cobertura de National Geographic, anualmente hay hasta 200 noches con auroras boreales. Para esto, el país creó un parque nacional que, además es una reserva natural de la biosfera. Conocido como Parque de Vatnajökull, es el mejor lugar para observarlas durante la noche, ya que fue diseñado específicamente con esos fines.
Adentrarse en las fauces del Thrihnukagígur
Los viajes al interior del volcán Thrihnukagígur som posiblemente lo más cercano a lo que Julio Verne pensó al descender al centro de la Tierra. A pesar de que podría parecer una experiencia riesgosa, hoy en día es una actividad turística habitual en Islandia. Al estar localizado a sólo 20 kilómetros de la capital, es fácilmente accesible por coche, pero se recomienda contratar una excursión antes que contemple todo el paquete.
Una vez ahí, es posible descender hasta 120 metros en el cráter del volcán. Los turistas deben de usar equipo y protecciones especiales, para evitar accidentes al interior de las formaciones rocosas. El viaje es seguro, ya que el volcán lleva milenios dormido. Según el servicio sísmico nacional, no despertará en otros miles de años.
Perderse entre las casitas pintorescas de Reikiavik, capital de Islandia
Reikiavik es un destino obligado al visitar Islandia. Además de ser la capital política del país, es la más septentrional del mundo. Así también, es uno de los sitios más visitados por el turismo internacional. Generalmente, los cruceros ingresan por bahía Faxaflói, y permanecen en el puerto un par de días para que pueda visitarse con soltura.
Recibe su nombre del islandés, «Bahía humeante«. Es una ciudad de apenas 200 mil habitantes, que puede caminarse tranquilamente. Su radica en las casitas características de la región: uniformes, con colores crema y techos sobrios, pero de alguna manera dulces a la vista. Se recomienda ampliamente probar el salmón local, que forma parte de una tradición culinaria ancestral en el país.
Ir a una terapia termal en Blue Lagoon
Los retiros espirituales y terapéuticos islandeses son frecuentados por personas con condiciones delicadas. Las aguas de la Blue Lagoon son reconocidas en todo el mundo por ser curativas, por lo que el país ha construido una infraestructura médica y hospitalaria especial para los pacientes que quieren ir a tratarse ahí.
Desde padecimientos de la piel hasta enfermedades más complicadas se atienden todos los días en el sitio. Para quienes visitan como turistas, sin embargo, hay una amplia variedad de spas y aguas termales para retiros de descanso.
Adentrarse en una cueva de hielo
Como uno de los parajes helados restantes en el mundo, las regiones todavía intactas de Islandia cuentan con témpanos de hielo perennes a lo largo del año. Los paseos por los glaciares, por tanto, son de los favoritos al visitar el país. En ellos se visitan cuevas de hielo puro en el parque nacional Vatnajökull —donde también se ven las auroras boreales—, generalmente guiadas por un explorador local experimentado.
Sin embargo, es posible emprender el viaje en solitario. Quienes han tenido la experiencia de adentrarse en una cueva de hielo por su cuenta aseguran que ese contacto tan íntimo con la naturaleza les cambia la manera de percibir el mundo.
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