A la habitación de Vincent van Gogh

El espacio en el que murió el pintor, y los lugares de Auvers donde entró a una fase de éxtasis creativa.

La trágica muerte del pintor holandés Vincent van Gogh, acaecida hace 125 años, sigue siendo hasta hoy un misterio. Cada quien puede sacar sus propias conclusiones cuando visita los escenarios originales del drama en la localidad francesa de Auvers-Sur-Oise, situada al noroeste de París.

Solo es un cuarto vacío. Un pequeño cuarto vacío con una silla y un tragaluz. Aun así, algunas personas rompen a llorar en este lugar. Han llegado desde lejos para ver la habitación, la buhardilla en la que murió Vincent van Gogh.

El domingo 27 de julio de 1890 fue un caluroso día de verano. Por este motivo, el holandés inmediatamente llamó a atención cuando por la noche, con la chaqueta abotonada, subió arrastrándose a su habitación en la pensión "Ravoux". "Se agarraba el vientre con las manos y parecía estar cojeando", recordó después uno de los huéspedes.

Al dueño de la pensión, Gustave Ravoux, le escena le parecía extraña, por lo que decidió subir la escalera hasta la habitación del pintor, tal como hoy también lo hacen los que visitan este lugar. Ahí encontró a Vincent en la cama retorciéndose de dolor. Le preguntó qué le había pasado. "Je me suis blessé", respondió Vincent. "Me he herido". Tenía una bala en el abdomen. Hasta el día de hoy sigue siendo un misterio lo que había ocurrido durante las cinco o seis horas previas.

"Auvers es muy bonita, de verdad. Realmente bonita", escribió Van Gogh. Desde que llegó a ese lugar en mayo, entró en una fase de éxtasis creativa: en 70 días hizo 80 cuadros, además de muchos dibujos. Quien haya visto esos cuadros tendrá la sensación de haber estado antes allí.

Paul Gachet fue el médico que trató a Van Gogh por sus trastornos psíquicos. El retrato que pintó de Gachet alcanzó en 1990, exactamente 100 años después, un precio récord de 82.5 millones de dólares. Sin embargo, Van Gogh dependió durante toda su vida del dinero que le enviaba su hermano menor, Theo. Hoy se puede visitar la casa del doctor Gachet. El médico no le pudo ayudar.

Según sus propias palabras, Van Gogh se había dirigido esa tarde del domingo, una vez más, a los trigales situados detrás de la iglesia. En verano, esos campos resplandecen con su color amarillo dorado bajo un cielo intensamente azul. Cuando uno toca las palmas, salen revoloteando bandadas de cuervos. El "Campo con cuervos", tal como se llama el famoso "último cuadro" del pintor holandés, que se puede ver en el Museo Vincent van Gogh en Ámsterdam, prácticamente se puede atravesar aquí en la realidad.

En este lugar estaba frente a su caballete. Si alguien se hubiese encontrado con él en los trigales aquel fatídico día, probablemente se habría alejado rápidamente. El joven pintor Anton Hirschig, quien tenía alquilada en la pensión "Ravoux" la habitación de al lado, le tenía miedo: "Todavía lo veo sentado en el banco frente a la ventana del pequeño café. Tenía una mirada salvaje que expresaba tanta locura que no me atrevía a mirarle a la cara".

Algunos jóvenes se divertían molestando al "loco". Ponían sal en su taza de café y metían víboras en su caja de pinturas. El cabecilla de los jóvenes era René Secrétan, de 16 años, hijo de una familia rica de París que pasaba sus vacaciones en Auvers. Le encantaba pavonearse con su traje de vaquero y una pistola en la cintura. Todavía en 1956, cuando ya era un anciano de 82 años, Secrétan se acordaba de sus pecados juveniles: "Nuestro juego favorito consistía en provocar su ira". Probablemente, Van Gogh encontró en algún momento la pistola en el suelo y se apropió de ella.

Algunos investigadores sospechan que fue el propio Secrétan quien disparó contra Van Gogh. "Los médicos forenses están seguros: Van Gogh fue asesinado", decía un titular de la prensa el año pasado. El testigo principal que desmiente esta teoría es el propio Van Gogh: "Me he herido en el campo", dijo en su habitación. "Me he disparado con un revólver", agregó. Además, confesó a un gendarme que le interrogó: "Yo quería matarme".

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Van Gogh tenía un motivo muy concreto para sentirse desesperado: su hermano Theo le había anunciado poco antes que dejaría su puesto en una galería de arte en París para hacerse independiente. Por esta razón, Vincent temía que Theo ya no tendría dinero para apoyarlo económicamente. "Mi vida ha sido atacada en su raíz", admitió. "¿Es que no hay nadie para abrirme el vientre?", gimió el pintor gravemente herido. Sin embargo, el doctor Gachet no se atrevió a operar a Van Gogh para extirparle la bala. Al día siguiente, su querido hermano llegó a la pensión "Ravoux". Quizá, esto fuese justamente lo que quería lograr Van Gogh disparándose. Los dos hermanos hablaron a solas durante varias horas. A Theo, la herida de bala que había sufrido su hermano no le parecía mortal. No obstante, sabía que Vincent "era un hombre solo y abandonado que a veces sufría más de lo que podía soportar".

Por la tarde, el estado de salud de Vincent se deterioró de forma dramática. Ya a altas horas de la noche le susurró al oído a Theo: "Quiero morir así". Fueron sus últimas palabras. Murió media hora después, a la edad de 37 años. Theo, que padecía sífilis, solo le sobrevivió medio año. En el cementerio de Auvers, los hermanos están enterrados uno al lado del otro. Pero ¿qué es lo que hace llorar a la gente que visita la habitación donde murió Vincent van Gogh? Uno de los posibles motivos es que el cuarto está vacío. Los visitantes tienen que llenarlo recurriendo a su propia imaginación. Sin embargo, Dominique-Charles Janssens, quien compró la pensión y la restauró de forma magnífica, cree que hay otra respuesta: "En esta habitación, la gente hace balance de su propia vida. Vienen a buscar a Van Gogh pero se encuentran a sí mismos".

Información básica

– Cómo llegar: A esta pintoresca localidad se puede llegar en tren desde la estación parisina Gare du Nord. El viaje dura aproximadamente una hora. Es necesario cambiar de tren en Valmondois. En verano hay trenes que comunican directamente París con Auvers-sur-Oise. A todas las estaciones de la vida de Van Gogh en esta localidad, se puede llegar a pie.

– La habitación donde falleció Van Gogh está abierta del 4 de marzo al 31 de octubre, de miércoles a domingo entre las 10:00 y las 18:00 horas. Las visitas en grupo solo se permiten por la mañana tras registrarse previamente. La entrada cuesta seis euros (unos 6.5 dólares). Para los niños la entrada es gratis. En la pensión también se puede comer.
Contacto: Stéphanie Piard, Tel. +33 1 30 366060, email: stephanie.piard@vangoghfrance.com.

– La casa del doctor Gachet está abierta del 4 de abril al 1 de noviembre, de miércoles a domingo entre las 10:30 y las 18:30 horas.

– En el Museo d’Orsay en París se exponen varios cuadros pintados por Van Gogh durante su estancia en Auvers.