Atrévete a gozar de un verano diferente nadando con el Señor Pez.
Los os mares mexicanos, especialmente el del Caribe y el Mar de Cortés, son visitados cada año para observar al pez más grande del mundo: el tiburón ballena. Recibe este nombre debido a su gran tamaño comparable con el de un cetáceo ya que puede llegar a medir 12 metros de longitud, aunque hay quienes afirman haber visto un ejemplar de hasta 18 metros. Por su majestuosidad este pez pelágico es venerado; para los vietnamitas, por ejemplo, es una deidad conocida como Ca Ong, que significa literalmente Señor Pez, acerca del cual se cree que habita la tierra desde tiempos hace miles de años. En aguas cálidas tropicales y subtropicales y en determinadas épocas del año migran grandes distancias hacia zonas costeras, como Ningaloo Reef en Australia Occidental, Utila en Honduras, las islas Pemba y Zanzíbar en Tanzania, Donsol y Batangas en Filipinas y en México: el Caribe mexicano y el Mar de Cortés, adonde nos dirigimos para nadar con ellos.
El Mar de Cortés
Mi primera expedición subacuática en busca del tiburón ballena la realicé en la Paz, Baja California Sur, a bordo del barco Don José, un crucero de buceo y observación de la naturaleza de la compañía Baja Expeditions. Para mi fortuna este viaje fue guiado por la bióloga Dení Ramírez. Levantamos anclas y comenzamos a navegar por el Mar de Cortés, también conocido como Golfo de California y mundialmente reconocido por su biodiversidad y topografía. Sin duda es uno de los grandes tesoros naturales de nuestro planeta, catalogado por Jaques Cousteau como el Acuario del mundo.
Con ayuda de una avioneta, Dení localizó a los primeros ejemplares de Tiburón Ballena dentro de la Bahía de la Paz y navegamos hasta su encuentro. Esta especie se puede observar durante mayo y junio. Con apenas el equipo de buceo libre, visor, esnórquel y aletas, saboreamos una lancha y nos acercamos con cautela al tiburón, quien nadaba lentamente y se alimentaba abriendo y cerrando su boca, por lo que nos dividimos en turnos para sumergirnos en el agua y poder observar a este gigante bajo el agua.
Es importante observar reglas específicas para no molestar a este gigante del mar. No se debe tocar ni nadar a menos de un metro de distancia de la cabeza y a dos metros de la cola, tampoco se deben tomar fotografías con flash, para no asustarlo.
Después de una larga espera, llegó mi turno. Ansioso me lancé al agua con cámara en mano para esperar a que se me acercara. Entonces pude observar su cabeza ancha y aplanada y sus ojos pequeñísimos; abría y cerraba la boca (que puede llegar a medir hasta 1.5 metros de ancho), alcancé a ver sus mandíbulas con, lo que me pareció, una multitud de filas de pequeños dientes. Esta especie, a pesar de su enorme tamaño, no supone ningún peligro para el ser humano, más bien son bastante cariñosos y suelen ser juguetones con los buceadores.
El tiburón ballena es una de las tres especies de tiburones que se alimentan mediante la filtración del agua, al igual que el tiburón peregrino y el tiburón boquiancho se alimentan principalmente de plancton y necton. Sus dientes, aunque imponentes, no juegan ningún papel determinante en la alimentación, de hecho, son de tamaño reducido.
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Me olvidé del miedo y empecé a nadar a un poco más de un metro de distancia, sin tocarlo, sólo pataleando tan rápido como podía para así lograr mantenerme a su lado. Me impactó verlo con su gran tamaño deslizarse ágil, hasta logré ver sus branquias (cinco pares) con hendiduras enormes. Después me sumergí para fotografiarlo; desde abajo su vientre es totalmente blanco, mientras que la piel de su dorso ?de 10 centímetros de grosor? es de un color grisáceo, llenos de lunares y líneas horizontales y verticales de color blanco o amarillento, semejando un tablero de ajedrez.
Posteriormente, Dení me explicó que estas manchas son como la huella digital: representan un patrón único en cada espécimen, por lo que se utilizan para identificarlos y para censar su población. En este censo todos pueden participar: sólo hay que tomar una fotografías y enviarla al correo electrónico del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR): tiburonballena@gmail.com, acompañadas por los datos de fecha y lugar en donde fue visto. Estas imágenes son recibidas y catalogadas por biólogos marinos quienes trabajan con un programa de identificación de fotografías.
Casi exhausto por nadar al lado del tiburón pude observar sus aletas dorsales y pectorales, siendo estas últimas muy poderosas, por su parte, la aleta de la cola puede medir más de 2.5 metros de lado a lado y es la que les proporciona la propulsión. Finalmente el tiburón dio un coletazo que lo hizo desaparecer en el profundo azul del mar.
Como fotógrafo tuve suerte de observar a un grupo de nueve tiburones. Durante cuatro horas me sumergí una y otra vez, junto con Dení Ramírez, para fotografiar y tomar el DNA, y posteriormente obtener datos de su genética y los patrones migratorios de este gigante del mar.
LUGARES DE OBSERVACIÓN
Bahía de La Paz, en Baja California Sur. Isla de Holbox,
en la Península de Yucatán. Islas de la Bahía de Honduras.
Islas Maldivas. Islas Galápagos. Tailandia. Mar Rojo.
Playa Tofo, Mozambique. Bahía de Sodwana, Sudáfrica.
Isla Tenggol, Malasia Peninsular.
CONTACTOS
Baja Expeditions – http://www.bajaex.com
Rango Extendido – http://www.rangoextendido.org
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