El lugar de la realeza

La historia de la Alameda Central incluye una hoguera de la inquisición, y el paseo de una emperatriz.

En 1592 una parte cercana a la periferia de la antigua ciudad de México-Tenochtitlan, que correspondía al barrio o calpulli de Moyotla (uno de los cuatro en los que estuvo dividida la urbe prehispánica), se convirtió en alameda por órdenes del Virrey Luis de Velasco. El objetivo: darle belleza a la ciudad y a sus habitantes, un lugar de recreo. Así nació el primer parque público del continente americano.

Con la orden del Virrey se sembraron cientos de álamos, y se caminaba sobre arcilla apisonada como en los jardines franceses. Pero los álamos crecían tan lento, que fueron retirados y sustituidos por fresnos y sauces. Sin embargo, el nombre de Alameda perdura hasta nuestros días. Desde entonces este sitio ha pasado por tantos usos, desde ser el lugar donde se ubicó la hoguera de la Inquisición, hasta convertirse en espacio digno de la realeza. Felipe V, imitando la belleza de los jardines de Versalles, encargó la construcción de fuentes, sembró nuevos árboles y amplió los portones de acceso al parque.

En el Segundo Imperio, era uno de los paseos favoritos de la emperatriz Carlota Amalia de Bélgica, esposa del emperador Maximiliano de Habsburgo. Sembró una gran cantidad de rosas y donó la fuente de "Venus conducida por céfiros" obra del escultor Mathurin Moreau.

El sitio era el ideal para el amor, acudían todos los jóvenes y doncellas casaderas, que tras elaborados ritos de gestos y señas con un pañuelo, y con una rigurosa supervisión por parte de sus familiares, podían iniciar un romance.

Del abandono a la gloria

?El espacio público es el punto de convivencia máximo, de encuentro, recreación, simplemente es un lugar que te invita a estar en él?. Me dijo alguna vez en entrevista el arquitecto Felipe Leal. En ese tiempo era el encargado de remodelar uno de los espacios más queridos, pero abandonados del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Antes del 2012 este parque lucía muy poco atractivo. Más de 350 puestos ambulantes apenas y dejaban ver el desgastado pavimento, la mayoría se dedicaba a la venta de comida, así que tirar aceite o basura era la rutina diaria. Los árboles extendían las ramas a su antojo, algunos ya estaban enfermos. Desde las bancas rotas, apenas y había espacio para sentarse y contemplar los monumentos enmohecidos y grafiteados. Uno podía encontrar de todo, desde un cultivo de maíz hasta un tinaco.

Aunque un intento por rescatarlo ocurrió en los setentas, no fue hasta hace un par de años que se hizo de manera profunda. El objetivo: promover la movilidad peatonal o en bicicleta para todos los estratos sociales. (Lee: Van Gogh para ciclistas)

Como un libro histórico, la remodelación resaltó los diferentes momentos. Hay fuentes de la época colonial, con mano de obra indígena, y otras del México independiente donadas por la emperatriz Carlota Amalia de Bélgica, que las compraban por catálogo de alguna empresa francesa.

Se puede apreciar la traza original pero ahora con más areas verdes y nuevos materiales, como el mármol busardeado traído de Santo Tomás de Puebla (el mismo que está instalado en el Palacio de Bellas Artes y en las estaciones del metro).

La Alameda central fue la última pieza de un proyecto integral de restauración que comenzó en el 2009 con la Plaza de la República y culmina justo aquí. El resultado es un andador peatonal de 2 kilómetros y medio.