Un lugar sorprendente, con arena negra por los volcanes cercanos.
Algunos parajes del mundo son famosos por la belleza de sus lagos; el norte de Escocia con sus Lochs, Finlandia con sus 18,000 lagos, Italia con el Garda y el Como, entre otros, pero pocos saben que Chile podría poner en vergüenza a todos éstos.
Las regiones de Araucania, de Los Ríos y de Los Lagos en el sur del país forman un sistema acuífero impresionante, del cual Villarrica y Pucon fueron solo el comienzo.
Después de ver estos lugares, nos alejamos de la carretera Panamericana a favor de caminos secundarios para recorrer el trayecto hasta el lago Calafquen, tan impresionante como sus vecinos.
Las orillas del Calafquen nos recibieron con suaves playas de arena negra, un color causado por las explosiones y cenizas de los volcanes cercanos.
Continuamos hacia el lago Panguipulli, encontrándonos de nuevo con un escenario de película: Las aguas turquesa, las verdes praderas y el fondo con volcanes y montañas nevadas quitaban el aliento. En ese momento, los alumnos de la escuela local estaban en medio de una carrera que incluía natación, atletismo y kayak en el Lago.
Descansando a la orilla del lago, platicamos un poco sobre cuán afortunados eran estas personas de vivir en ese lugar, idílico a nuestro parecer, pero cotidiano para sus ojos.
Después de esto, seguimos avanzando hacia el sur, la distancias no eran grandes, pero tomamos un paso tranquilo para apreciar bien el paisaje.
Comenzaba a atardecer y decidimos llegar a dormir a Futrono, en las orillas del Lago Ranco, uno de los mas grandes de la zona. El pueblo parecía animado cuando llegamos, pero después de las 8 de la noche, todo se puso en calma.
Fuimos afortunados en encontrar una linda casa de huéspedes, atendida por una calurosa familia, y refugiarnos durante la fría noche. Los siguientes días, seguiríamos viajando por este paraíso.