Conocimos Ancud, famoso por su fuerte, y lugar de rendición de las últimas tropas leales a la corona española.
Después de varios días en la rivera del Lago Nahuel Huapi en Argentina, decidimos regresar a Chile para dar inicio a la siguiente etapa del viaje: la carretera Austral.
Recorrimos nuestros pasos una vez más sobre la frontera hacia Osorno y no mucho después llegamos a Puerto Montt. Este lugar marcaba un espacio especial en nuestro viaje, ya que aquí terminaba la masa «continental» de Chile y nuestro recorrido de 2,700 kilómetros desde que entramos a este país. Una vez terminado el mantenimiento de rutina a las motos y de conseguir neumáticos frescos, iniciamos el camino hacia el sur.
Desde el pequeño poblado de Pargua tomamos el ferry que nos cruzaría a Chacao, el pueblo más al norte en la Isla de Chiloé. Desde aquí pasamos por Ancud, famoso por su fuerte, y lugar de rendición de las últimas tropas españolas leales a la corona española en toda América en 1820.
Seguimos recorriendo la isla hasta que llegamos a la capital: Castro. Teníamos planeado cruzar en ferry desde este lugar hacia Chaitén en el continente, pero el barco no estaba disponible para este día por lo que tendríamos que ir hasta Quellon, para navegar desde ahí.
Esto nos dio tiempo de conocer los alrededores de la isla y los palafitos de Castro, casas y negocios suspendidos sobre la bahía gracias a vigas de madera. Recorrimos los últimos kilómetros de Castro hasta Quellon bajo una intensa lluvia, y una vez en este pequeño puerto encontramos el final de la carretera Panamericana en Chile.
Al día siguiente, muy temprano fuimos hasta el muelle de la Línea Austral donde abordamos un cómodo ferry que tomaría tres horas para llevarnos hasta Chaitén. Este poblado fue arrasado en 2008 por la explosión de un volcán cercano del mismo nombre, y estuvo deshabitado por dos años. Sin embargo, sus pobladores regresaron al lugar una vez que se terminó la actividad volcánica, y hoy el pueblo sigue en pie.
Una vez desembarcados en este lugar nos preparamos para lo que seguía, una serie de volcanes, montañas, lagos y glaciares en un paisaje que nunca imaginamos.