Los castillos forman parte importante de la historia de diversos países, entre ellos el país del sol naciente: Japón. Fue en la era Sengoku de los «Estados en Guerra» (1467-1615) cuando se construyeron castillos a todo lo largo del territorio japonés. Esto dio como resultado la existencia de unas 5.000 construcciones. Aunque en el periodo Edo (1603-1868) y en la Restauración Meiji de 1868 se destruyeron muchos de ellos, todavía quedan varios en pie. Conoce los castillos de Japón que puedes conocer en tu próximo viaje a esta nación asiática.
Una buena parte de estos castillos de Japón han resistido no sólo el paso del tiempo sino percances como sismos o incendios que han dañado parte de sus estructuras. A través de estas construcciones, el visitante puede darse una idea muy cercana de los distintos episodios de la historia de Japón, además de la riqueza arquitectónica que siempre ha distinguido al país.
Fue construido entre 1577 y 1580 por Toyotomi Hidoyoshi. A esta construcción se le apoda «la garza blanca», por el color de sus paredes. Quizás se trata del más famoso de todos los castillos de Japón. Ha permanecido intacto a lo largo de sus 700 años de historia, y ha sido testigo de múltiples desgracias como las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki hasta el Gran Terremoto de Hanshin de 1995.
En este mismo sitio se encuentra el pozo de Okiku, famoso por la leyenda que dice que una sirvienta del castillo murió en él en extrañas circunstancias y su fantasma se aparecía en los alrededores del castillo.
Este castillo de impresionante arquitectura posee una ciudadela real construida en madera pintada de bermellón y blasonada con dragones e iconografía china. Fue restaurado y designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sin embargo, sufrió severos daños en un incendio en 2019. Actualmente se encuentra en labores de reconstrucción con el fin de que quede totalmente renovado para 2026.
Fue construido en 1596 por el daimyo Todo Takatora, quien también diseñó muchos castillos japoneses. En la Segunda Guerra Mundial una de sus puertas fue derribada a causa de los bombardeos del ejército de los Estados Unidos. En lo alto del castillo podrás gozar de hermosas vistas de la ciudad.
Se le considera uno de los grandes tesoros históricos del Japón y perfecto ejemplo del concepto “castillo original”. El cuervo negro es el sobrenombre con el que se le identifica y destaca por su torre principal que está conectada con la torre norte a través de un pasillo cubierto. También conecta con otras dos torretas, una de ellas se usa como mirador para contemplar la luna.
Fue construido a principios de la década de 1600 y es uno de los únicos torreones que quedan en la costa central occidental de Japón. Su propósito original era ayudar al nuevo shogun, Tokugawa Ieyasu, a consolidar su poder en la región. Destaca por sus imponentes muros negros y tejados grises escalonados sobre un foso perimetral de color verde botella.
Si vas a Kochi, no hay forma de que te pierdas de la vista de este castillo, pues se encuentra en el centro mismo de la ciudad. Gran parte del castillo fue consumido por un incendio en 1727, por lo tanto, lo que actualmente se ve es una reconstrucción de 1748.
Aunque este castillo se trata de una estructura modesta, su importancia es grande, ya que su torre principal (designada Tesoro Nacional) permanece intacta. Esto se debe a que este territorio se mantuvo relativamente alejado de las guerras internas del Japón, por lo tanto no sufrió severos daños. En las cercanías hay un Museo del Castillo de Hikone, que muestra objetos y documentación histórica del Clan Ii, que estableció la fortaleza hace unos 400 años.
Es uno de los castillos de Japón más bellos que se puedan conocer. Destaca por tratarse de una fortaleza escalonada rodeada de yaruga (torretas) y fosos fortificados, además de su llamativa arquitectura feudal. Se construyó en un momento en que Japón estaba en un periodo de paz bajo el shogunato Tokugawa. Visitar este castillo en temporada de sakura (cerezos en flor) en la primavera es una de las mejores experiencias que puedes vivir.
En su época de mayor esplendor, el castillo de Edo era enorme y estaba constituido por un foso exterior de 15 kilómetros atravesado por más de 30 puertas y puentes. Actualmente se pueden encontrar restos de las estructuras originales por todo Tokio. El Palacio Imperial es el mejor lugar para visitar de este recinto, al igual que los Jardines Orientales del Palacio Imperial están abiertos al público.
Fue construido entre 1601 y 1607 por Kato Kiyomasa y para celebrar la finalización de este proyecto se plantó frente a él un ginko. Un incendio causado por la Guerra Civil de Seinan en 1877 quemó gran parte de esta construcción. Junto al de Himeji y Matsumoto, el de Kumamoto es uno de los tres castillos de Japón más populares.
Un temblor ocurrido en 2016 dañó buena parte de su estructura, lo que obligó a realizar labores de reparación urgentes. El árbol de ginko en la actualidad sigue creciendo en los alrededores del castillo.
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