Cultivos orgánicos están transformando a Xochimilco.
Xochimilco, una de las principales atracciones turísticas de la Ciudad de México, está por escribir una página nueva de su historia secular. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987 con el fin de contribuir a la preservación del entorno, se caracteriza por ser el último lugar donde quedan aún 900 hectáreas de chinampas.
La técnica agrícola mesoamericana consiste en pequeñas islas artificiales rodeadas de agua, de las que 40 por ciento se encuentra hoy en estado de abandono. Asimismo, especies endémicas como el insecto axayácatl (caviar mexicano), el ajolote (Ambystoma mexicanum), los acociles (Cambarellus montezumae) y la rana montezumae, están en peligro de extinción.
La academia y la sabiduría ancestral
Dionisio, conocido como Don Nicho, decidió emprender el rescate del ajolote, especie que lo remite a su infancia: «cuando éramos chicos, todas las mañanas teníamos nuestra pequeña ración de tamal de ajolote, que por su riqueza nutricional nos daba fuerza para trabajar en el campo». Dionisio fundó la asociación civil Umbral Axochiatl, entre cuyos proyectos está la estación biológica para el rescate del ajolote, que cuenta ya con un banco genético de 17 linajes.
«Esta iniciativa representa no sólo el futuro, sino también un pasado glorioso», enfatiza Don Nicho. «Todo lo nuestro ha estado siempre alrededor del agua y es una gran satisfacción ver que el proyecto avanza». Además de la recuperación de especies acuática, la plaga de tilapia (que no sólo acaba con la fauna endémica, sino que erosiona las paredes de las chinampas) se ha convertido en un nutriente para composta.
Este año surtirán cien toneladas a los productores de plantas, flores y hortalizas de Xochimilco.
Limpio, sano y justo
También han creado un banco de semillas de maíz criollo y están cultivando hortalizas sin pesticidas ni fertilizantes en una chinampa de tres hectáreas, alimentada con su propia composta. ¿Producción orgánica? «ustedes le dicen orgánica», aclara, «para nosotros es ‘natural’. Se trata de alternar cultivos de temporal para controlar las plagas y recuperar el territorio mediante proyectos sustentables. El campesino puede producir si se le dan los medios».
La canoa surca el canal Apatlaco, en la reserva ecológica de Xochimilco, hacia el punto final del paseo. Pasamos frente a chinampas sembradas de romero, acelgas, espinacas, lechugas, alhelíes. Hay un incesante trino de aves: garza blanca, gallareta, gorrión, tordo, urraca, tórtola, primavera. En Xochimilco una se olvida de estar en el caótico Distrito Federal.
La asociación Umbral Axochiatl ha diseñado un recorrido turístico de una mañana para dar a conocer sus proyectos. Durante el circuito, que concluye con un almuerzo en una chinampa, se observa la fauna y la flora locales y se visita la estación biológica del ajolote. También hay talleres para preparar diferentes tipos de composta según su aplicación y, en la chinampa sembrada de hortalizas, se puede cosechar desde un manojo hasta surtir la canasta de la semana a precio de agricultor.
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