La vida y belleza de sus bosques, ríos, lagos y gigantescas peñas ha sido defendida en innumerables ocasiones por osados voluntarios locales.
Al norte de la Patagonia, imponentes montañas de granito se alzan más de mil metros sobre el Santuario de la Naturaleza Valle Cochamó: un frondoso lugar rebosante de vida, cuya flora y fauna endémica es protegida de la industrialización de la zona por voluntarios enamorados de su belleza.
Historia milenaria incluso en sus rocas
Vigiladas desde las alturas por el colosal Cerro Trinidad, yacen más de 11 mil hectáreas de naturaleza. Los prístinos ríos Puelo, Manso y Cochamó irrigan al valle para nutrir la vida que, durante siglos, se ha resistido a desaparecer a manos del extractivismo humano.
Los primeros rastros de civilización precolombina son visibles en las rocas: pinturas rupestres con una antigüedad estimada de entre 700 y 1.300 años.
Durante la época colonial, el valle fungió como un paso entre el entonces Virreinato del Río de la Plata y el Océano Pacífico. Miles, o quizá millones de vacas, engordadas en la actual Argentina, cruzaron el Paso El León hacia el puerto, guiadas por los «arrieros», «troperos» o «gauchos».
Esta amplia variedad de nombres para referirse al mismo oficio es una pequeña evidencia de la diversidad cultural e histórica existente en este lugar.
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Contribuye, explora y diviértete
Canotaje, senderismo, pesca con mosca, cabalgata, observación astronómica, avistamiento de aves y, por supuesto, escalada. Estas son solo algunas de las actividades que te permitirán conectar con la belleza natural del Santuario.
Resultará muy conveniente que tengas una buena relación con las caminatas, pues tan sólo llegar a tu zona de camping podría implicar una caminata de alrededor de 5 horas. Esto dependerá de la zona donde hayas decidido alojarte. Elegir el lugar con días de anticipación resulta fundamental, ya que varios de ellos requieren de una reservación digital.
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El siguiente video explica una de las rutas que puedes tomar para vivir esta experiencia. La recomendación de Fundación Parque Cochamó es apartar tiempo suficiente para vivir la experiencia. De 4 a 8 días con buen clima bastarán para conocer y disfrutar plenamente la belleza natural del valle.
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Una vez allí, podrás comenzar tu aventura, conectar con la embriagante belleza natural del valle y, quizás, enamorarte de ella tanto como los voluntarios que hacen posible su preservación.
De la escalada a la conservación
El nivel de experiencia necesario para ascender a las peñas más altas, como el Cerro Trinidad, es tan alto que la comunidad internacional de escaladores ha apodado al lugar como el Yosemite de Sudamérica.
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La comunidad local de escaladores, por su parte, es una de las más sólidas del continente. El fervor de sus miembros por evitar la destrucción del escarpado y retador paisaje ha dado lugar a agrupaciones voluntarias de conservación sin fines de lucro.
La Fundación Parque Cochamó es una de ellas. Entre sus contribuciones destacan el equipamiento de nuevas rutas de escalada, además de investigación sobre la vida silvestre, geología y botánica del valle. Versiones amenas de los estudios están disponibles en sus redes sociales, así como consejos sobre qué lugares visitar y cómo sacarle el máximo provecho a tu estancia de manera responsable y sin impacto ambiental.
Las vidas que tu visita podría salvar
Al menos 10 especies endémicas se han visto orilladas a sumarse a la lucha por la supervivencia. Estas incluyen al huemul, el pudú, el monito del monte y la ranita de Darwin. Afortunadamente, la popularidad turística del lugar ha tenido un gran impacto en las decisiones políticas que ahora impiden su explotación.
En los últimos años, distintas partes del Valle han atravesado las denominaciones de Reserva de los Caudales, Zona de Interés Turístico y, desde comienzos de este año, Santuario de la Naturaleza.
Este último logro fue el resultado de los esfuerzos de cientos de voluntarios que encabezaron numerosos procesos políticos y sociales para asegurar la protección del Valle. Desde la presentación legal de la iniciativa hasta la reunión de más de 100 mil firmas digitales para asegurar la conservación de este prístino ecosistema.
La popularidad creciente refuerza los movimientos que buscan expandir el Santuario en gran medida, ya que apenas una pequeña parte de este ecosistema cuenta con protección ambiental elevada.
¿Superando al número uno?
Este territorio pronto podría estar superando en tamaño al primer Parque Nacional del mundo.
La ‘Hacienda Pucheguín’ es un enorme predio privado, de más de 130 mil hectáreas, que podría ser anexado al Santuario en los próximos dos años. Para ello, será necesario que los diversos grupos voluntarios a cargo del proyecto ‘Conserva Pucheguín’ reúnan los casi 60 millones de dólares faltantes para comprar y acondicionar el lugar.
El valle Cochamó colinda con grandes Parques Nacionales como el Vicente Perez Rosales o el Hornopirén. Juntos, estas reservas crearían una franja contínua de naturaleza abierta al público más de 1 millón de hectáreas bajo protección federal, superando en tamaño al icónico Parque Yellowstone.
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Ultimadamente, cada visita ayuda consolidar el Santuario como un ejemplo del alcance masivo que puede tener la labor voluntaria.
No sólo han logrado que la riqueza del valle se vuelva intocable ante la industrialización y el extractivismo, si no que buscan expandir la protección ecológica niveles rara vez vistos en Latinoamérica. Todo mediante la dedicación, perseverancia y trabajo duro del público local e internacional: ciudadanos comunes como cualquiera de nosotros, pero que tras ser tocados por la belleza natural, han recibido una misteriosa dotación de extraordinaria valentía.
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