Compacta y con mucho estilo, la capital danesa es una visita obligada para quien considere tener espíritu libre.
Copenhague, la ciudad donde vivió y escribió Hans Christian Andersen, parece un cuento de hadas: puentes de piedra medievales cruzan canales bordeados por filas de casas multicolores ?amarillas, verdes, anaranjadas? y calles adoquinadas ondean y se pierden, cada vez más estrechas, entre venerables iglesias luteranas y palacios renacentistas.
Pero esta ciudad escandinava es mucho más que eso, en los últimos años se ha transformado en una de las capitales más vibrantes de Europa, donde el diseño, el cine y la música han creado un ambiente joven e innovador; aquí es casi imposible no sentirse a gusto. Pequeña ?tiene poco más de medio millón de habitantes? y abigarrada ?es difícil encontrar edificios de menos de cinco pisos?, la capital danesa es una urbe ideal para visitar en un fin de semana: legado histórico, para quienes disfrutan de los museos y la historia, y energía en movimiento para los buscadores de la última tendencia.
En 2008, Copenhague fue elegida por la revista Monocle como la mejor ciudad del mundo para vivir. Los daneses, siempre muy orgullosos de su espíritu abierto y tolerante, no podrían estar más de acuerdo.
Bicicleta. Lo primero que debes hacer al llegar a Copenhague es conseguir una bicicleta. Es la mejor manera de recorrer la ciudad y, también, el medio de transporte elegido por buena parte de la población. En las horas pico de la mañana y de la tarde, enjambres de trabajadores, hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes vuelan por los carriles para ciclistas y viajan juntos a toda velocidad, sin tocarse ni molestarse. Se pueden alquilar, por alrededor de 10 dólares por día, en Rent-a-Bike (www.rentabike.dk, +45 3333 8613), en una de las esquinas de la misma estación de trenes, o en la más bohemia Basikeli (www.cph-bike-rental.dk, +45 2670 0229), que dona el dinero de los alquileres a programas en África. En cualquier caso, es una ciudad sumamente placentera para cruzarla pedaleando en cualquier dirección, y perderse una y otra vez entre sus callejuelas y avenidas.
Diseño en todas partes. En Dinamarca, el diseño es un arte, y casi no hay espacio público o privado que no parezca exquisitamente preparado. Desde la calle, cada departamento parece decorado con el mejor de los gustos, siempre siguiendo el modo sereno y minimalista que ha hecho famoso al diseño escandinavo. Las tiendas de antigüedades y de productos de decoración están por doquier. «Es casi imposible no tentarse con las cosas con que uno se cruza a diario», dice Juan Hein, un fotógrafo argentino que vive en Copenhague desde 2006. Lámparas minimalistas de Poul Henningsen, sillas perfectas de Arne Jacobsen, enternecedores juguetes de madera para niños y adultos. Puedes encontrar joyas por 30 dólares, y también por 300. Aun si uno no compra nada, en Copenhague cada escaparate es un pequeño museo.
Illums Bolighus (www.royalshopping.dk) es la catedral comercial del diseño: ubicada en una de las calles peatonales de Stroget, en el distrito central de la metrópoli, ofrece cuatro pisos de artículos para el hogar, desde diminutos accesorios de cocina hasta sofás y camas plegables. Los objetos provienen de algunos de los principales diseñadores del país, como Georg Jensen y Dux. Los precios son elevados, pero la calidad, insuperable. Fuera del centro, Design Zoo (Vesterbrogade 137, www.Dzoo.dk) y Permanent Design (Bredgade 34, www.livingarch.com) ofrecen objetos innovadores de diseñadores jóvenes a precios más razonables. El Museo de Arte y Diseño (Bredgade 68, www.kunstindustrimuseet.dk) es una síntesis sobre la historia y las ideas detrás del diseño danés.
Barrios con personalidad. Copenhague es pequeña y tiene pocos barrios, pero todos con carácter y motivos para visitarlos. El centro es donde están las principales atracciones ?los palacios, la biblioteca (el imponente Diamante Negro), la universidad, las calles peatonales, los jardines? y donde se concentra la actividad diaria. Las caminatas o los paseos en bicicleta cerca del agua siempre ofrecen recompensas: hacia el Norte, en pocos minutos se llega a la escultura de La Sirenita, símbolo turístico de la ciudad que inevitablemente ?por su tamaño (pequeño) y la cantidad de personas a su alrededor tomando fotos (enorme)? tiende a decepcionar a quienes finalmente la contemplan. Al oeste del centro está Vesterbro (literalmente: barrio oeste, en danés), antaño una zona obrera que hasta hace poco concentraba a las prostitutas y heroinómanos de la urbe, pero que en la última década, como ha ocurrido con barrios parecidos en otras ciudades, ha sido colonizado por profesionales jóvenes, boutiques de ropa y bares ultramodernos. Norrebro, el barrio norte, también conocido como Norrebronx por su alta concentración de inmigrantes árabes y africanos, es uno de los preferidos por los estudiantes, quienes aprovechan sus precios accesibles. Rebosante de energía y vitalidad, se puede visitar de paso el hermoso cementerio, donde están las tumbas de H. C. Andersen y del filósofo y héroe nacional Soren Kierkegaard.
Cerveza en bodegas. En Copenhague hay decenas de bares glamorosos donde beber cocteles y observar gente bonita, pero ninguno ofrecerá una experiencia tan auténtica como tomarse unas cervezas ?Carlsberg o Tuborg, las dos grandes marcas locales? en uno de los bares locales, llamados bodegas por los daneses. Estos espacios eran históricamente el refugio que buscaban los trabajadores del puerto o de las fábricas cercanas después de un día de trabajo y de la crudeza del invierno. Hoy mantienen ese carácter: la decoración es folclórica y futbolística, la madera de las paredes tiene varias décadas y los veteranos acodados en la barra parecen llevar décadas en esa posición. Algunas, como McKluud, en el barrio de Vesterbro (Istedgade 126), han incorporado a su clientela a estudiantes y artistas, lo que les ha dado un aire más fresco y amistoso. Las cervezas más baratas (¡las primeras dos son gratis!) están en la fábrica de Carlsberg y Tuborg (Gamle Carlsberg, 11), a diez minutos del centro en bicicleta.
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Christiania. A los copenhaguenses les encanta recomendar a sus visitantes ir a Christiania, una comunidad hippie autogobernada que desde hace casi 40 años ocupa un viejo terreno del ejército danés y, desde entonces, es símbolo de la tolerancia danesa. Ubicada a menos de un kilómetro del Palacio Real, es una pequeña ciudad con cabañas y depósitos reciclados, donde el gobierno municipal no entra casi y sus habitantes toman sus decisiones en conjunto, conformando lo que llaman un «experimento social». Las primeras calles son un mercado de baratijas poco atractivo, pero mientras te acercas al agua, se puede apreciar el espíritu de independencia de la comunidad.
Malmö. Si tienes tiempo visita Malmö, la ciudad sueca a la que ?en 20 minutos y por menos de cinco dólares? se puede llegar en tren desde Copenhague. En el viaje, a través del puente Oresund inaugurado en 2000 y el más largo de Europa (casi ocho kilómetros sobre el agua), podrás tomar fotos impactantes. Aquí no te pierdas los castillos medievales y, sobre todo, la contemplación del Turning Torso, el enroscado rascacielos de oficinas diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava.
Aire libre. Los habitantes de Copenhague son una tribu obsesionada por el clima, alrededor del cual planean sus vidas. Apenas mejora la oferta de sol y sube la temperatura, en marzo o abril, salen a la calle y ocupan sus parques ?el favorito es el Orstedspark, en el centro-oeste de la ciudad? con mesas de picnic y latas de cerveza. Otra opción para los meses de verano ?además de los famosos festivales de jazz, en septiembre, y de rock, en junio? es un paseo en barco por los canales (www.canaltours.dk) o un baño en el agua (siempre fría) del mar frente al barrio de Christianhaun.
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El más famoso es el SAS Radisson Hotel, diseñado de pies a cabeza ?desde la estructura hasta los muebles de cada habitación? por el legendario arquitecto danés Arne Jacobsen. El edificio, una de las pocas estructuras altas de la ciudad, es ejemplo del estilo danés. Sus salones tienen una atmósfera que transporta a las décadas de los años sesenta. Habitaciones desde 310 dólares (www.copenhagen.radissonsas.com). ? También en el centro, localizado en dos viejos depósitos de especias orientadas hacia un canal del siglo XVII, está el Hotel 71 Nyhavn, con habitaciones desde 360 dólares (www.71nyhavnhotel.dk). ? El Hotel Fox tiene 61 habitaciones diseñadas y decoradas por 21 artistas. Está ubicado cerca de los bares de Vesterbro a pocos minutos de Norrebro, es uno de los hoteles en boga, y también más accesibles: desde 150 dólares por noche (www.hotelfox.dk). |
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