Tailandia se visita con un ritmo sosegado y apasionado. Te presentamos cuatro joyas para alojarse en los lugares más fascinantes de este país integrante y místico.
DE DISEÑADOR
Bangkok es una capital vehemente donde el río Chao Phraya serpentea. En su orilla existe un refugio de lujo y paz: el Mandarin Oriental Bangkok. Construido en 1876 como The Author’s Residence, el hotel ha sido agrandado al filo de los años, conservando el encanto de su estilo colonial inglés. La China House nos seduce con su comida cantonesa; el Lord Jim’s sirve un espectacular bufet de mariscos y el Normandie es considerado como el más fino restaurante francés de Asia.
Un pequeño barco nos cruza al otro lado del río para descubrir el Oriental Spa and Ayurvedic Penthouse, un conjunto de antiguas casas tailandesas que invitan al nirvana; junto está el restaurante Rim Naam de cocina tradicional tailandesa. El hotel ofrece también cursos de cocina en «The oriental Thai Cooking School».
Cerca de Chiang Rai, en una colina que domina el Tria?ngulo de Oro, que fuera el centro del cultivo y comercio del opio, se aloja el fastuoso campamento Four Seasons Tented Camp, el más lujoso hotel de lona en el mundo (www.fourseasons.com/goldentriangle). Sus 15 suites-carpas gozan de una terraza de madera con vista al río Ruak. Cada suite ha sido decorada al estilo de las expediciones aventureras del siglo XIX. El restaurante goza de una vista del río, su carta ofrece comida tailandesa de fusión. A la hora del desayuno, un grupo de elefantes visitan a los huéspedes quienes les ofrecen plátanos y caricias. El bar parece surgir de una novela de Rudyard Kipling, con todos los adornos traídos de los viajes más extravagantes, bajo un techo de mimbre. Tiene un spa, perdido en medio del bosque de Bambúses. En este campamento se puede cenar en el bosque; hacer excursiones en la selva tropical o en lancha en el río Mekong; visitar los templos cercanos, el mercado local, el museo del opio; descubrir las tribus de las montañas donde la gente vive como en los tiempos ancestrales; conocer las famosas mujeres jirafas o Padaung de la tribu Kayan que usan anillos de metal para alargarse el cuello; observar los pájaros y pescar en el Mekong.
Por otra parte, en medio de arrozales, en el fértil valle de Mae Rim, existe un hotel suntuoso, el Four Seasons Resort Chiang Mai (www. fourseasons.com/chiangmai). Al atravesar la selva se llega a su vestíbulo adornado por maderas preciosas y flores, con espacios Zen, bambu?es y fuentes, hasta descubrir lhermosa vista desde su terraza: el hotel es un círculo de edificios tailandeses de dos pisos, que rodean unos arrozales donde la gente trabaja y un estanque donde brincan los peces, soberbio escenario dominado por montañas cubiertas de selva. Es un fascinante encanto inmerso en la música de las cascadas, el tintineo de campanitas y el canto de los pájaros.
Las habitaciones acogen con elegancia saturada de madera de teca, flores, telas finas y vistas desde su terraza-veranda al arrozal donde un búfalo de agua camina pacíficamente. Las dos piscinas son un paraíso para relajarse y se comunican por una cascada, la más baja se encuentra en medio del arrozal, gozando del olor de las flores y el panorama. Cuando cae la noche sobre el arrozal, las velas y antorchas se encienden dentro de ese paraíso verde y la cena se sirve en la sala o la terraza del restaurante Sala Mae Rim donde se disfrutan los excelentes platillos de la cocina del norte de Tailandia: Thord Man Goong (pastel dorado de camarones con salsa de ciruela) o el famoso Gaeng Phed Yang (pato asado al curry rojo de coco y frutas).
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La escuela de cocina invita a conocer las recetas de los grandes chefs tailandeses gracias a sus maravillosos cursos, practicando en una cocina instalada en una palapa abierta y degustando los platillos más exclusivos.
El spa parece un templo budista con su interior de madera de teca, los olores del incienso y del campo fresco que rodea el edificio. Es el momento de relajarse para gozar de los masajes al estilo thai impregnado de sabiduría oriental y ayurvédico, para sentir el renacimiento del cuerpo y del alma.
La unión de la ancestral tradición thai campesina y el estilo de vivir de los reyes tailandeses junto con las esencias naturales hacen del hotel un verdadero tesoro del mundo de Four Seasons. Es una invitación a gozar la excelencia de la historia asiática del pacífico en un entorno divino.
En el sur del Golfo de Siam, Koh Samui es un auténtico paraíso de playas de arena blanca y mar de color turquesa que rodean la isla cubierta de vegetación tropical. El Four Seasons Resort Kho Samui (www. fourseasons.com/kohsamui) se aloja en un peñón que domina el mar entre rocas y selva, con vistas surgidas de un sueño, especialmente desde el bar y restaurante. Las playas escondidas al pie de la erguida colina tropical se abren con arena blanca y mar tranquilo, por su parte una gran piscina recibe los huéspedes en medio de las palmas de coco junto al bar y restaurante de playa.
Las villas son un paraíso al estilo tailandés: cada una posee su piscina privada con cascada, su inmensa terraza al lado del jardín privado bajo la sombra de las palmas de coco. El lujo de la habitación acoge para consentir las sensaciones y gustos, vivir un cotidiano día de príncipe, vibrar con los olores del ambiente y gozar del lugar idílico. Las suites ofrecen lo mismo, sólo que más grandioso, a la altura de un rey.
Cuando baja el sol en el horizonte alumbrando las islas del cercano Ang Thong Marine National Park, la vista desde el restaurante Lan Tania, anidado en lo alto de la colina, es una perfecta alucinación dentro de un sueño hecho realidad. Las velas flotan sobre el agua de los estanques que rodean el restaurante, la brisa del mar refresca el aire, y disfrutamos el Pla Thord Nam Ma Kam (pescado dorado con salsa de tamarindo y hojas de Pandan) o el Mong Korn Pon Fai (langosta asada con chile seco en salsa de ostras y nueces de la India) o el Choo Chee Gong Lai (gigantescos camarones en salsa de curry y hojas de limón). Las carnes son también excelentes con sus preparaciones tradicionales de la cocina del Sur.
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Un camino misterioso se hunde en la selva para llevar al spa donde las cinco salas totalmente privadas para parejas o individuales ofrecen un tratamiento al interior o al aire libre. Las técnicas utilizadas son una fusión de tratamientos Tahi, Yogic y de otras culturas asiáticas. Koh Samui es una isla de playas, pueblos turísticos, pueblos tradicionales de pescadores, cascadas y templos budistas, frente al intrigante parque nacional Ang Thong de islas erizadas en el mar, y el Four Seasons es su rincón de nirvana donde meditar es un cotidiano fabuloso gozando del lujo tropical.
Tailandia es todavía la Asia auténtica donde el arte de recibir y consentir a sus huéspedes es un punto de honor. Estos cuatro hoteles son la prueba, y podemos también mencionar al Four Seasons Bangkok (www.fourseasons.com/bangkok) que es otra perla dentro de la gran capital, con sus restaurantes Madison y Shintaro. El placer de viajar en Tailandia empieza con el arte de alojarse y gozar de la dulzura de esos magníficos hoteles.
TOQUE ASIÁTICO
The Four Seasons Hotel Bangkok, Rajadami Road 155, Bangkok 10330, tel. (66-2) 501-000, fax 253-9195, www.fourseasons.com/bangkok
Four Seasons Resort Koh Samui, Moo 5- 219, Angthong, Koh Samui, Surat Thani 84140, tel. (66-77) 243-000, fax 243-002, www.foursea- sons.com/kohsamui
Four Seasons Resort Chiang Mai, Mae Rim- Samoeng Old Road, Mae Rim, Chiang Mai 50180, tel. (66-53) 298-181, fax 298-190, www. fourseasons.com/chiangmai
Four Seasons Tented Camp, Golden Trian- gle, P.O. Box 18, Chiang Saen Post Office, Chiang Rai 57150, tel. (66-53) 910-200, fax 652- 189, www.fourseasons.com/goldentriangle
Mandarin Oriental Bangkok, Oriental Ave- nue 48, Bangkok 10500, tel. (66-2) 659-9000, www.mandarinoriental.com/bangkok
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