Fotografías: Mario Cherrutti
Curazao es la “C” de las islas ABC junto con Aruba y Bonaire, tres países autónomos dentro del Reino de los Países Bajos. Si bien muchos holandeses pasan sus vacaciones aquí y llaman a la isla la “Holanda del trópico”, también hablan español, inglés y papiamento.
Los curazoleños –que no llegan a las 160 mil almas– son gente alegre, se saben bendecidos por vivir en una geografía privilegiada, adoran los colores que se ven por toda la isla y la música. Curazao tiene más de 35 playas, cada una con su estilo, y la perla de todas, la isla de Klein, el paraíso hecho playa. Pero eso no es todo: su centro histórico, Willemstad, declarado Patrimonio de la Humanidad, es de visita obligada. El canal de St Anne divide la ciudad en dos, Punda y Otrobanda, dos barrios unidos por el puente peatonal Reina Emma.
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Una manera divertida de recorrer Willemstad es en moto eléctrica. Así pasaremos por su mercado de frutas y verduras frescas, y por la postal de la isla, la Handelskade, los edificios coloniales holandeses de los siglos XVII y XVIII, pintados al estilo caribeño. También veremos los coloridos murales que están por todas partes. Uno de ellos es la casa-taller del artista Francis Sling.
También veremos las “chichis”, enormes esculturas de mujeres negras tamaño XL que también aparecen en los negocios de souvenir en tamaño biblioteca. Estas “chichis” hablan de la libertad y el orgullo de los curazaleños: sus voluptuosas mujeres se visten de colores brillantes y adoran usar las uñas y las pestañas bien largas.
Las islas del Caribe sur no están bajo la influencia del viento alisio del noreste y por eso, tienen un clima seco y unas llanuras áridas llenas de cactus, sobre todo en la escarpada costa este. Una sorpresa ver una isla tropical con vegetación de desierto perfecta para recorrer a bordo de un vehículo 4×4. En esta costa está el Parque Nacional Shete Boka, siete bocas en el rocoso acantilado que rompen espectacularmente contra la piedra. Hay miradores para personas y para autos.
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Las playas están en la costa oeste. Kalki es una pequeña bahía a donde también van las tortugas. Kenepa Grandi es una herradura amplia, con rocas en ambos extremos donde los más chicos se zambullen al agua. Daaibooi es la preferida por los locales donde también hay un sector para el alquiler de motos de agua. Mambo Beach es de las más concurridas, con restaurantes y comercios. En todas la arena es fina y blanca, el agua cálida e increíblemente transparente. No está de más llevar snorkel y una funda antiagua para el celular.
Un paseo imperdible es salir en catamarán al atardecer y llegar a mar abierto justo para ver la puesta de sol, con barra libre y snacks.
La perla de Curazao es sin duda la isla de Klein, a hora y media en barco. La isla está deshabitada y aún a salvo del turismo masivo. Unos pocos catamaranes anclan a metros de la orilla y se puede llegar hasta ella nadando o en botes de motor. El mar es increíblemente transparente y cálido. El catamarán cuenta con máscaras y snorkel para ver la vida secreta del mar porque el plan del día será ese. Y nadar, caminar por la única playa y caminar hasta un faro abandonado a pocos metros de la costa.
Al mediodía, el catamarán se convierte en un restaurante con carnes asadas, ensaladas y barra libre. Después de pasar la tarde, nos despedimos del paraíso y regresamos a tierra recostados en la red del catamarán, saboreando sandía fresca.
Unos delfines nos acompañan y de pronto recordamos la frase que repiten en la isla: “biba dushi”, que significa “vivir la vida dulce”.
Sitio oficial de turismo https://www.curacaotouristboard.com
Cómo llegar:
Copa Airlines cuenta con vuelos desde México y Argentina con escala en Panamá. https://www.copaair.com/
Dónde dormir:
Acoya cuenta con “villas” con living y cocina completa. Ofrecen shuttles en distintas playas, al centro y a supermercados. https://www.acoyacuracao.com/
Paseos y excursiones:
Irie Tours. Paseos en catamarán al atardecer, a la isla de Klein, entre otras opciones. https://www.irietours.com/
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