Al centro de la actual Turquía, Derinkuyu es la más grande de las 37 ciudades subterráneas abandonadas de la región de Capadocia.
Hace más de 1,500 años, el historiador y militar Jenofonte —afamando en la Antigua Grecia por sus expediciones más allá del mundo conocido— describió una extensa red de ciudades subterráneas. Escondidas por debajo de los riscos de Anatolia central, escribió el autor, el entorno volcánico de la región esculpió la geología local con espacios idóneos para asentamientos humanos. Estaba hablando de Derinkuyu.
Al centro de la actual Turquía, Derinkuyu es la más grande de las 37 ciudades subterráneas de la región de Capadocia. Aunque sus sitios hermanos fueron abandonados hace miles de años, ésta sigue siendo una urbe nutrida de habitantes, turismo y comercio.
Originalmente, los fundadores se referían a ella como Melengübü, alrededor del año 1,400 a.C. Incluso a pesar de haberse establecido hace más de 3 mil años, Derinkuyu se sostiene como una de las ciudades subterráneas más grandes y extensas de las que se tiene registro en la actualidad.
Sin embargo, los visitantes curiosos que quieren darse un paseo en globo aerostático se la encuentran casi por casualidad, como una atracción más de la zona. Sin saberlo, están por entrar a una de las maravillas ingenieriles más complejas de la antigüedad turca.
Te sugerimos: Así es el Dolmen de Guadalperal, el ‘Stonehenge español’ que apareció tras la sequía extrema
A 85 metros bajo tierra
Derinkuyu se desarrolló 85 por debajo de la tierra. Con 18 niveles de túneles, fue construida originalmente por los hititas, uno de los imperios más poderosos de Anatolia. Eventualmente, fue tomada por los persas y después por los cristianos, explica la periodista Geena Truman para la BBC, después del cisma del Imperio Romano.
En la actualidad, Derinkuyu y su vecina Kaymaklı se cosnerban como estandartes del Parque Nacional de Göreme: uno de los sitios rupestres que la Unesco considera Patrimonio de la Humanidad desde 1985. Así lo describe la institución:
«[…] en medio de un espectacular paisaje modelado por la erosión, hay toda una serie de santuarios rupestres que son testigos de excepción del arte bizantino del período posticonoclástico, así como viviendas y aldeas troglodíticas y subterráneas que son vestigios de un hábitat humano tradicional cuyos orígenes se remontan al siglo IV.»
Según Truman, el ecosistema natural de Capadocia favorece que estas construcciones se hayan conservado hasta nuestros días. Principalmente, explica la autora, «debido a la falta de agua en el suelo y su roca maleable«. Esto favoreció que los pobladores originarios de la región pudieran construir casas, habitaciones y túneles con facilidad. Todo al interior de la tierra.
Ciudades interconectadas por debajo de la superficie
Pensadas originalmente como almacenes para bienes —comida y mercancía, principalmente—, Derinkuyu y las ciudades subterráneas aledañas sirvieron como refugio en tiempos de guerra. Al estar interconectadas por debajo de la superficie, poco a poco gestaron una actividad económica, mercantil y cultural única en la región.
Al respecto, un guía de turistas local asegura que la vida no fue tan sencilla al interior de la tierra:
«La vida bajo tierra probablemente fue muy difícil», explica a la BBC. «Los residentes hacían sus necesidades en vasijas de barro selladas, vivían a la luz de las antorchas y se deshacían de los cadáveres en áreas [designadas]».
Por su peso ingenieril, arquitectónico e histórico, durante décadas, el sitio de Derinkuyu ha sido un espacio de investigación arqueológica. Aún así, en la actualidad contiene alrededor de 200 ciudades pequeñas. Todas bajo tierra, están conectadas por una complicada red de túneles que funciona todavía.
El último censo de la ciudad estima que, aproximadamente, 24 mil personas habitan hoy por debajo de la tierra en Capadocia. Derinkuyu es sólo una de las ciudades perfectamente funcionales que existen actualmente en la zona que, a diferencia de lo que sucedió en la antigüedad, se nutre del turismo internacional.
Sigue leyendo:
El ‘Jardín del Edén’ real se enfrenta a una sequía que podría convertirlo en desierto para siempre
Desentierran una impresionante villa romana de descanso al norte de Gran Bretaña