El festejo se llama Hogmanay.
En Edimburgo no se celebra Año Nuevo sino Hogmanay. Esta fiesta dura varios días, comienza con una visita a amigos y familiares, tiene su momento culminante con los conciertos de Nochevieja y termina en las frías aguas del fiordo de Forth.
Jenny, Jenni, Judy y Laura se han acicalado para el nuevo año. Se han puesto sus bikinis más elegantes, y mandaron a imprimir textos en camisetas.
Las cuatro mujeres quieren comenzar el año en el que todas ellas cumplirán 40 años de edad con un baño en el mar del Norte. Las damas de Perth, ciudad situada a alrededor de media hora de Edimburgo, son cuatro de los aproximadamente 1,000 Loony Dookers que todos los años se zambullen en las frías aguas del fiordo de Forth, donde el río homónimo desemboca en el mar.
A los "dookers", como se llama a los que se atreven a lanzarse al agua, no les importa que llueva a cántaros, que la temperatura del aire sea de solo ocho grados centígrados y que la del agua en South Queensferry apenas sea un poco más alta. Muchos de ellos se desplazan todos los años de los alrededores de Edimburgo hacia este suburbio de la capital de Escocia. Otros viajan desde Australia, Estados Unidos o Canadá. Todos se divierten saltando al agua fría. Antes de lanzarse a las olas, caminan por las calles de la pequeña localidad en un ruidoso desfile multicolor.
El Loony Dook es el último evento de los festejos de Hogmanay, de tres días de duración, con el que se recibe el nuevo año en la capital escocesa. "Sin duda, este es el evento más disparatado", dice Faith Liddell, quien fue durante muchos años directora de la institución que organiza 12 festivales en Edimburgo.
El 30 de diciembre, los festejos oficiales en la capital comienzan con un desfile de antorchas que arranca en la avenida Royal Mile, baja a la parte nueva de la ciudad y luego sube al cerro Calton Hill. El desfile, encabezado por los clásicos gaiteros y tamborileros, dura poco más de dos horas. El ambiente es muy especial. Quien prefiera emociones más fuertes puede participar en una de las salvajes cabalgatas que se realizan en el centro de la ciudad medieval.
También en el castillo situado al final de la Royal Mile reina ya varios días antes de Nochevieja el estado de excepción. Todos los miradores son cerrados con grandes vallas y los cañones se tapan. En Edimburgo no hay un espectáculo de fuegos artificiales sino cuatro.
"Nosotros iniciamos la cuenta atrás a las 21 horas. A esa hora, a las 22:00 y a las 23:00, hay pequeños juegos pirotécnicos sobre el castillo", dice Liddell. Y a la medianoche comienza el gran espectáculo de fuegos artificiales, muy ruidoso y multicolor, sobre el castillo y sobre Calton Hill, situado enfrente. Después sigue otra típica tradición escocesa: la gente se abraza y entona conjuntamente "Auls Lang Syne", la famosa canción de despedida del poeta Robert Burns.
Toda la noche hay una mezcla de tradiciones escocesas y festividades urbanas modernas: el Concert in the Gardenes con la actuación de grandes estrellas, el tradicional "keilidh" con música en vivo y la fiesta callejera junto a la colina Mound.
Y después de los festejos comienza la verdadera fiesta, al menos para los que se lanzan en Año Nuevo a las aguas del fiordo de Forth. Los "dookers" no pueden dormir mucho tiempo después de la larga Nochevieja, porque cada participante debe registrarse antes del mediodía en South Queensferry. El espectáculo helado arranca a las 13:20 horas, con muchos gritos estridentes.