Una ciudad moderna llena de tradición.
¿Quién no ha escuchado hablar de la Gran Muralla o la Ciudad Prohibida? Sin duda son lugares que tenía ganas de visitar cuando me mudé a China, pero en el tiempo que llevo viviendo aquí, he podido descubrir diferentes espacios que me han hecho experimentar esta maravillosa ciudad oriental de una manera poco común.
Uno de mis sitios favoritos y que no me canso de recorrer, es Wuanfujing, una de las calles más exóticas de Beijing, situada en la línea 1 del metro. Es un lugar en el que se puede probar gastronomía exótica, que incluye alacranes, serpientes y escorpiones cocinados de formas diferentes. Nunca se me olvidará el momento en que ví a los animales en las varillas, y mucho menos el instante en que los probé por primera vez.
Con el estómago lleno, me gusta adentrarme en las calles de Hou Hai, uno de los lugares con más onda de la capital, con decenas de restaurantes y bares. Mi trago favorito -y que recomiendo a cualquier viajero- es el Báijiu (una bebida alcohólica tradicional) y las cervezas nacionales. Por la música en vivo y la maravillosa vista al lago, es el lugar perfecto para salir con amigos.
Cuando quiero alejarme de la caótica ciudad visito Jiankou, una parte de la Gran Muralla situada a dos horas del centro, en donde acampo con mis amigos.
Encuentra el resto de la historia en la edición enero-febrero de la revista National Geographic Traveler.