En el verano, la extensión de hielo en el Océano Ártico fue inferior al promedio de las últimas 3 décadas.
En el verano de este año, la cubierta de hielo marino del océano Ártico estuvo en una extensión muy por debajo del promedio de los últimos 30 años, según una observación de la NASA.
La agencia advirtió que la superficie de hielo tiene una tendencia a disminuir.
En un registro del 19 de agosto, los científicos observaron que el hielo cubría aproximadamente 3.69 millones de kilómetros cuadrados. Y aunque esta superficie es mayor que la registrada en 2012 -la cual fue la menor vista hasta ahora- la extensión de hielo marino está debajo del promedio de las últimas 3 décadas.
La capa flotante que se extiende a través del Ártico se reduce durante todo el verano, hasta que comienza a crecer de nuevo, por lo general a mediados de septiembre.
De 1981 a 2010, la extensión de hielo de mar promedio era de 4.35 millones de kilómetros cuadrados el 19 de agosto, 18% más grande que la superficie registrada en la misma fecha de este año.
Si bien en 2014 no hay una tendencia a que se registre una extensión mínima récord de hielo marino, la proporción de éste en el Ártico se encuentra muy por debajo de lo normal y sigue un patrón general de disminución durante el verano, explica el investigador de hielo de mar Walt Meier, adscrito al Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Mientras científicos de la NASA han usado satélites para documentar los cambios en el hielo marino durante más de 40 años, este verano, la agencia también llevó a cabo tres campañas de investigación aérea para observar diferentes aspectos motivados por el clima en el Ártico.
La campaña ARISE (Arctic Radiation-IceBridge Sea and Ice Experiment) inició vuelos en Groenlandia para evaluar el impacto de los cambios en las condiciones de la tierra y del hielo marino en la región sobre la formación de nubes y el intercambio de calor de la superficie de la Tierra al espacio.
Algunos científicos de la NASA y de otros lugares han estado preocupados por cómo el retroceso del hielo marino en verano podría afectar el clima del Ártico. Esta campaña es una de las primeras en estudiar la interacción entre la pérdida de hielo marino y la atmósfera del Ártico.
La campaña CARVE (Carbon in Arctic Reservoirs Vulnerability Experiment) está en su tercer año de vuelos procedentes de Fairbanks, Alaska, sobre bastas regiones de ese país para medir las emisiones de gases de efecto invernadero liberados por el descongelamiento de la tundra y en general el permafrost (la capa de hielo permanente y superficial en las regiones muy frías).
Y como una rama de la operación IceBridge de la NASA, un avión volará sobre los glaciares de Alaska, con el fin de calcular hasta qué punto el espesor de éstos ha cambiado en comparación con años anteriores.