Hechizados en Marruecos: hoteles con pasado

Vive tus propias mil y una noches en los fastuosos riads marroquíes. En estos palacios el toque romántico se siente en cada rincón, y la paz invita a la meditación.

Deslizarse en los viejos callejones de las ciudades de Fez o de Essaouira, internarse entre los muros de otra época, pasar por puertas majestuosas que esconden patios suntuosos, te llevará a descubrir un Marruecos insólito donde se encubren fastuosos riads que te trasportarán a un cuento oriental. Un riad es un palacete marroquí con patio o jardín interior. Con el reciente interés occidental por ese tipo de residencias y la moda de pasar estancias cortas en Marrakech, muchos han sido restaurados y se ofrecen como hoteles. En esta ciudad hay más de seiscientos; la medina (parte antigua) es ahora una extensión de Europa que perdió su encanto medieval y los riads compiten en belleza. Te invito a mi Marruecos: a su Fez fascinante que conserva el encanto solariego; a Essaouira, que deslumbra con su blancura y su muralla surgida del pasado; y a Asni, un tesoro escondido en las montañas del Atlas.

La magia del Palais l?Heure Bleue. Essaouira, la antigua Mogador, es una misteriosa ciudad amurallada localizada en la costa del Atlántico. Sus callejones son una aventura sin fin, pasan por túneles, se adornan de puertas azules que esconden las fastuosas casas que vibran alrededor de un patio. Te perderás en ellos, sintiendo el olor a yodo, hundido en el auténtico ambiente marroquí que te capturará, te atiborrará de sensaciones. Junto a Bab Marrakech, una pequeña puerta se abre y penetras en el mundo mágico de L?Heure Bleue, un hotel de gran lujo y elegancia.

El Palais se entrega como una joya surgida del pasado para inventar el ambiente de la película Casablanca. Las persianas, los sillones, las mesas de marquetería, los espejos orientales, los adornos saben vibrar con sus propias almas. Era un «fondouk» (hotel) en su vida anterior, transformado en palacio al final del siglo XIX por le Caïd Mbark Saïdi, y sus muros retumban con los sonidos de las fiestas, la música y las voces del riad. Después de ser un orfanato estuvo abandonado por más de 30 años, parecía un fantasma surgido de una pintura de Delacroix hasta que su restauración excepcional, realizada por los mejores artesanos, lo viera renacer después de tres años de obras. Fue inaugurado en 2004.

El patio te llena de paz. Las palmeras, su aire de antaño y su suave música te seducen. Los salones te acogen conquistándote por sus muebles marroquíes, ahí puedes disfrutar de un té de hierba exquisito acompañado por pastelitos deliciosos. Las suites se pierden en salones y terrazas, decoradas con sabor y por la mano de artesanos. La madera de Essaouira es la tuya, de aspecto rojizo con puntos negros y cuyo olor perfuma las habitaciones, mientras la ciudad aromatiza el balcón y desde la piscina que se encuentra en la terraza dominas los callejones, observando el mar que azota la muralla. En el hammam, cuyos muros son de tadlac negro, te relajas entre los perfumes de las plantas e inciensos, el vapor envuelve tu alma para sentirte renovado después del masaje.

L?Heure Bleue tiene ese sabor de antaño con tradición. El edificio presume su pasado y su atmósfera conquista con sus fragancias y leyendas. En la ciudad, los rumores del mercado, los gritos de los pescadores, el chillido de las gaviotas que se arrebatan los restos de las faenas, la música de los gnawas (descendientes de esclavos africanos y cuya música inspiró a Jimmy Hendrix), son los ruidos que hacen de Essaouira un lugar excepcional. En el restaurante de l?Heure Bleue, esos ruidos se olvidan, el gusto se afina con los platillos exquisitos de cocina marroquí y francesa, los sabores embalsaman la boca, las sensaciones se armonizan con una extremosa sensibilidad.

Este hotel imbrica el romanticismo y, más que un palacio, es un alcázar de las mil y una noches que vibra al ritmo de un Marruecos vivo y fastuoso. Es un sueño al borde del mar inventado para ser una novela que seduce al viajero.

Riad Fès, un palacio de fábula. Si serpenteas por los callejones de Fez, llegas a la puerta de madera del Riad Fès, al pie de un muro sin ventanas, y te preguntas dónde se esconde la vida. Te abre Redouan, y entras en el resplandeciente patio adornado de zelliges (mosaicos donde cada diseño geométrico se compone de varias piezas recortadas), de estuco cincelado, de mármoles en diferentes tonos, una fuente anima el jardín trasero, un hombre en djelaba (vestido tradicional) toca el laúd. La emoción se intensifica al pasar al segundo patio, renovado al estilo minimalista marroquí con sus arcos en tadlac (aplanado liso) donde encuentras el bar y una larga fuente que murmura. Las habitaciones invitan a soñar con intrigas de palacios exóticos, con sus baños en tadlac y la terraza te permite admirar la medina amurallada de Fez que nos transporta a tiempos pasado.

Chakir Sefrioui, el dueño, es arquitecto y su esposa Fouzia lo convenció de lanzarse en esa aventura. Un día, mientras caminaba con su hijo Anis, descubrió este palacio abandonado y empezó la nueva historia de ese riad. Restauró el edificio conservando la atmósfera de palacete del siglo XVII, ofreciendo al huésped un palacio a la medida de los fábulas. La excelencia del servicio, el refinamiento de la cocina, la delicadeza de los sonidos de los tres patios, la dulzura de la música que acaricia el ambiente, hacen de Riad Fés un lugar excepcional, que te hechizará.

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El secreto de Asni: Kasbah Tamadot. Escondido en el valle feliz de Asni, en medio de los montes Atlas, al pie del Toubkal nevado (donde se aloja la estación de esquí L?Oukaimeden) Kasbah Tamadot deslumbra como un insólito diamante berebere en medio de un estuche de joyas. Esta propiedad de Sir Richard Branson, Virgin Limited Edition, la Kasbah, está ubicada a tan sólo 45 minutos de Marrakech. En una invitación te incita a atravesar la puerta monumental y descubrir un mundo de refinamiento y elegancia al estilo marroquí con el toque Virgin, donde el decorado mezcla con armonía las antigüedades marroquíes e hindúes, huellas de su antiguo propietario, un arquitecto italiano.

Tamadot es una kasbah donde el tiempo se detiene para disfrutar el entorno y la excelente cocina, en la que se mezclan los sabores típicos bereberes con el refinamiento europeo. Es un refugio para gozar de sus dos piscinas, de su hammam para eliminar toxinas y pieles muertas gracias a un masaje y tallado con jabón negro. Las suites lucen unos techos soberbios de madera pintada, ofrecen paz y serenidad para admirar el paisaje desde sus balcones. Los salones, la biblioteca, terrazas, patios, jardines, patios animados por la música del agua que corre, son una invitación para meditar o deleitarse con unos momentos románticos.

La región incita a ser descubierta en caminatas o montados en mulas por los montes y los pueblos bereberes; de esta manera se convive con la gente y se contemplan paisajes soberbios. Kasbah Tamadot es, sin duda, una estrella que brilla sobre la tierra Marroquí en el entorno de Marrakech, una elegante y exclusiva alhaja berebere que te promete una estancia inolvidable.

Marruecos es una caja mágica: siéntate en la terraza del Riad Fès, escucha las fábulas al son del mar en L?Heure Bleue o sueña sumido en la brisa de la Kasbah Tamadot para que escuches más leyendas sobre ese místico país.

Logística

Riad Fès: Dar Ben Slimane, Zerbtana, Fez, tel. 212-(0)35 947610/ 741206, fax (0)35 741143, www.riadfes.com contact@riadfes.com
Palais l´Heure Bleue: 2 rue Ibn Batouta, Bab Marrakech, Essaouira, tel. 212 (0)24 783434, www.heure-bleue.com info@heure-bleue.com
Kasbah Tamadot: en el valle de Asni, a 45 minutos de Marrakech www.kasbahtamadot.virgin.com www.virgin.com/limitededition USA: C/O SANCTUARE, tel. 1 800 225 4255, 001-203 602 0300, fax 203 602 2265  kasbahtamadot@sanctuare.com Marruecos: tel. 00-212-44 36 82 00, fax  44 36 82 11, enquiries@kasbahtamadot.virgin.com