La iluminación de un espacio, ya sea doméstico o laboral, no es sólo una cuestión estética sino también ecológica.
¿Sabes cómo elegir la mejor bombilla para iluminar su hogar?
La iluminación de un espacio, ya sea doméstico o laboral, no es sólo una cuestión estética sino también ecológica. Durante las últimas décadas, los científicos han demostrado que los seres humanos somos la causa de un deterioro ambiental que puede frenarse si moderamos el consumo eléctrico.
Por eso, al iluminar nuestros hogares es importante conocer cuáles son las opciones de bombillas que se ofrecen en el mercado para ayudar al planeta. Actualmente existen tres tipos principales de bombilla para las viviendas que son: las incandescentes, las halógenas y las fluorescentes, y varían en su eficiencia, duración y calidad del color de luz que transmiten.
Las bombillas incandescentes son las que consumen más energía y emiten una luz cálida de tono amarillo. Su uso se recomienda en los interiores, ya que no altera los colores y permite diferenciar los contrastes entre los diferentes tonos.
Las bombillas incandescentes se caracterizan por tener un filamento que se ilumina al contacto con la corriente eléctrica, dentro de una ampolla de vidrio que contiene gases que evitan la combustión del material incandescente. Su duración oscila entre 1000 y 1200 horas, y depende de la evaporación del filamento, de acuerdo con el uso que este recibe.
Sin embargo, con este tipo de bombilla, no se aprovecha bien el consumo de electricidad, ya que pierde energía que transforma en calor.
Las lámparas halógenas son otra opción para iluminar un espacio doméstico. Emiten una luz blanca y están diseñadas para funcionar con reguladores de potencia. Su luz mantiene los tonos originales de los objetos, por lo que con frecuencia iluminan obras de arte, pues reflejan los colores y revelan los contrastes.
Además, son ideales para resaltar espacios u objetos en una habitación. Gracias al tratamiento químico que reciben durante su fabricación, pueden durar entre 2000 y 3000 horas con bombillas que resisten hasta 220 voltios, pero también funcionan con voltajes inferiores, lo cual permite atenuar la iluminación de acuerdo con el espacio en el que se colocan.
Las bombillas fluorescentes fueron desarrolladas durante los años ochenta y son las más amigables, tanto con el planeta como con los consumidores. Además, ofrecen una duración de hasta 10 000 horas. Aunque su costo es seis veces más alto que el de una bombilla incandescente, ahorran 80% de energía, con lo que se compensa el desembolso inicial.
Pero gran parte de las actividades humanas ocurren no sólo en espacios domésticos sino también en oficinas, industrias, entre otros. Para las zonas amplias se recomienda el uso de un tipo de luz blanca, clara, uniforme pero sobre todo fría.
Los tubos fluorescentes son la mejor opción para el tipo de uso industrial, pues generan mucha luz y apenas generan calor. La iluminación de los tubos opera a partir de un gas inerte, vapor de mercurio y polvo fluorescente que, al contacto con una descarga eléctrica entre los electrodos situados en los extremos del tubo, emite una luz difuminada y suave.
Sin embargo, esta no es una buena opción para zonas de descanso y ocio. Así, elegir correctamente el tipo de bombilla para iluminar nuestros hogares no sólo ayuda a nuestra economía sino que además protege al medio ambiente. Y si usted desea ir más allá del simple hecho de renovar las bombillas de su hogar, recuerde que al sacudir el polvo de las mismas aprovecha toda su capacidad de iluminación, sin tener necesidad de encender más luces.