El matrimonio de Pierre y Marie Curie fue uno de los más célebres de la historia de la ciencia, al ganar en conjunto un premio Nobel de Física en 1903. Desafortunadamente, en el año de 1906 la muerte los separó. Pierre sufrió un terrible accidente.
Después de esta terrible tragedia, la carrera científica de Marie Curie siguió dando frutos. En 1911 recibió su segundo Nobel. En esta ocasión fue en la categoría de Química por el descubrimiento del radio y el polonio.
El problema fue que justo por esas fechas el reportero Gustave Téry publicó que Marie mantenía una relación amorosa con un hombre casado, Paul. Es importante resaltar que Paul había sido un alumno de su marido.
Inclusive, la falta de escrúpulos y para causar una mayor polémica, este reportero especuló que la muerte de Pierre pudo haber sido un suicidio.
Esta noticia fue una bomba en la prensa de la época. La escritora Lauren Redniss, en su libro «Radioactivo», cuenta cómo la prestigiosa Curie se transformó enseguida en la mala de la historia por haber «seducido a un hombre casado». Además, muchas personas comenzaron a atacarla por su origen polaco.
Svante Arrhenius, un sueco que había ganado el Nobel de Química, le pidió a Marie Curie que se quedara en Francia y no fuera a la ceremonia.
Por otro lado, su gran amigo Albert Einstein le aconsejó que fuera a Estocolmo. «Estoy convencido de que debes despreciar este alboroto y ve a recibir tu premio».
La galardonada mandó una carta a Suecia para clarificar la situación con una respuesta sumamente lógica, adelantada para su época y contundente:
«El premio me lo dieron por el descubrimiento del radio y el polonio. Por lo que, no puedo aceptar que la apreciación del mérito de un trabajo científico pueda verse influenciado por las difamaciones y calumnias en relación a mi vida privada» escribió.
Finalmente, Marie Curie acudió a la ceremonia y en su discurso alabó la figura de su marido Pierre. La cena transcurrió con total normalidad.
Esta carta de Marie Curie sigue vigente y dando una gran lección a toda la humanidad en pleno siglo XXI.
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