Tras dos años de pandemia, los parques públicos se convirtieron en un valor agregado para los destinos más concurridos del mundo. Aquí algunos de los mejores.
En marzo, se cumplen dos años de crisis sanitaria global. Lo último que muchas personas quieren es tener más horas encerrados en casa, o compartiendo espacio reducido al interior de un mismo camión turístico con otras 120 personas. Por lo cual, los destinos que cuentan con espacios al aire libre se están volviendo de interés para los turistas. Quizá los más concurridos son los parques públicos.
Diseñamos una guía con los mejores parques públicos del mundo, distribuidos entre áreas naturales protegidas y antiguos recintos palaciegos. Ya sea para el ecoturismo o para tomarse una copa de vino en las tardes veraniegas, aquí hay algunos de ellos:
Yosemite, el más amplio de los parques públicos en Estados Unidos
El Parque Nacional de Yosemite ha sido descrito como un santuario de la vida. Los visitantes pueden apreciar poderosos glaciares, cascadas que se desploman en caída libre y amplias hectáreas llenas de árboles de sequoia. A lo largo y ancho de los 3 mil 108 km², murciélagos, lobos grises, linces y búhos conviven entre sí, sin el sello de la actividad humana que les moleste.
Además de dar hogar a cerca de 500 osos en libertad, una de las atracciones más concurridas es “El Capitán”: la roca de granito más grande del planeta, que alcanza los 900 metros de altura. Por lo demás, está permitido acampar y practicar el senderismo entre caídas de agua de más de 700 metros, y amplios valles todavía prístinos, sin intervención de la mano humana.
Yosemite es uno de los parques públicos de Estados Unidos más visitados. Para evitar las multitudes, los mejores dos meses para visitar Yosemite son «mayo y septiembre, cuando el parque es accesible, pero no demasiado concurrido«, explica el sitio oficial de la reserva natural.
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Jigokudani
Además de los lodazales cálidos que circundan la zona, Jigokudani es reconocido por los ríos ardientes que recorren sus áreas boscosas. Incluso en las épocas de fríos más crudos en el año, el río Oyunumagawa conserva su calidez. Los turistas pueden seguir el trayecto del agua por un buen trecho, adentrándose en los claros del bosque durante los meses de primavera.
Además, es posible seguir la antigua tradición japonesa del ashiyu: una práctica meditativa de inmersión a la naturaleza en la que la persona mete los pies a las aguas calientes del río en movimiento. Esta experiencia es completamente gratuita, ya que conserva un halo sagrado en la tradición oral de la región.
Los senderos boscosos que serpentean en las faldas de las montañas son accesibles por ferry, que atraviesa un lago en un trayecto de 20 a 30 minutos. La mejor época para ir, según explica la guía oficial de parques públicos de Japón, es durante los primeros meses de primavera, cuando todavía está nevado, pero el frío no es insoportable. Así, se podrá apreciar a losmacacos en todo su esplendor.
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Parque Güell
Antonio Gaudí fue el máximo exponente de la arquitectura modernista en Barcelona. Como tal, pensó en construir un espacio en el que la naturaleza comulgara con los espacios habitables públicos. Con el financiamiento del empresario Eusebi Güell, quien le encomendó construir una urbanización de 60 casas, el arquitecto apostó por un diseño orgánico, basado en piedra y mosaicos de cerámica policromada. Así nació el Parque Güell.
En la actualidad, en favor de su manutención, la entrada no es gratuita. Por el contrario, se recomienda agendar una visita desde el portal en línea del parque. Desde ahí, además de comprar los boletos, es posible apartar una visita guiada por sus puntos más icónicos. Sala Hipòstila, Jardins d’Àustria y Pòrtic de la Bugadera están entre los más famosos. Sin embargo, la experiencia es mucho más rica si cada cosa se descubre a pie.
Sin duda, la mejor época para ir es en verano, cuando el sol barcelonés brilla en todo su esplendor. Es probable que, conforme avance el día, el espacio se llene de gente. Por lo cual, lo más recomendable es llegar temprano para disfrutar la mañana. Lo mejor sería llegar antes de las 9AM.
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Jardines del Palacio de Shönbrunn
Viena es una de las ciudades más verdes de todo Austria. Según el registro estatal más reciente, la mitad de la capital está recubierta de jardines imperiales y áreas públicas que han vuelto a reforestarse. Aunque la mayor parte de ellas forman parte de complejos museísticos, es posible visitar los jardines para sentarse a comer algo. Esta experiencia es particularmente disfrutable en verano, cuando hace calor y se puede tomar una copa de vino sobre el pasto.
No sólo el Palacio del Schönbrunn cuenta con jardines barrocos. Por el contrario, hay un laberinto hecho sólo de arbustos que, originalmente, fue construido para el entretenimiento de la realeza austriaca. Algunos dicen que la emperatriz Teresa de Austria lo mandó construir después de que vio la grandeza de Versalles, para sentir que tenía en su poder algo de una complejidad y grandeza equiparables.
Los meses deSemana Santa puede ser una buena idea. Aunque todavía hace frío, generalmente las heladas invernales ya se terminaron para entonces. Así, se puede recorrer la ciudad con tranquilidad, y se puede disfrutar del parque casi en silencio.
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Lumpini Park
Éste fue el primero de los parques públicos construidos en toda la historia de Tailandia. Ubicado en el corazón de Bangkok, la capital del país, fue parte de la residencia real del monarca Rama VI. Fue nombrado en honor a Lumpini, la región donde nació Buda. En total, cuenta con 58 hectáreas de áreas verdes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, este espacio se utilizó como un campo de concentración para soldados japoneses. Sin embargo, sus usos bélicos dejaron de ser en 1954, cuando el espacio se abrió al público en general. Hoy, es de los sitios turísticos más concurridos del país, ya que se puede apreciar la arquitectura local tradicional en contraste con la contemporánea.
Lo mejor es visitar Lumpini Park antes del amanecer, para poder apreciar el nacimiento del sol desde los miradores. Según los medios locales, la temporada más óptima para visitar el espacio es de mayo a octubre cuando, según las autoridades locales, hay menos gente. De cualquier manera, está abierto todos los días de la semana.
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