¿Buscas tu próxima aventura? Conoce los mejores destinos del mundo para los viajeros en nuestra lista anual.
La compilación anual de los mejores destinos del mundo fue realizada por los editores internacionales de National Geographic Traveler. El texto es de la autoría de Andrew Nelson, con información adicional de Karen Carmicheal.
La inspiración para viajar está por doquier. La pregunta es adónde ir ahora. Esta es nuestra lista anual de los mejores destinos del mundo para el próximo año: lugares llenos de maravillas, gratificantes para los viajeros de todas las edades y que apoyan a las comunidades locales y ecosistemas. Seleccionados por nuestros editores internacionales y enmarcados en cinco categorías (Familia, Aventura, Cultura, Naturaleza y Comunidad), estos destinos están bajo el radar, a la vanguardia y listos para que comiences a explorar.
AVENTURA: ¿cuáles son los mejores destinos en 2023?
Nueva Zelanda
El país que inventó el puentismo reaviva la emoción por la aventura después de la pandemia.
El país que nos regaló el puentismo se recupera rápido de la pandemia. En la isla Sur, una energizada Queenstown vuelve a abrir sus puertas a los viajeros de aventura de todo el mundo. Cerca de 15 mil habitantes acuden a esta ciudad lacustre para esquiar, así como para hacer senderismo todo el año en las montañas Remarkables, que hacen honor a su nombre.
Pero son las bicicletas las que van a causar emoción: para 2025, el fideicomiso Queenstown Trail Trust busca concluir una red de ciclovías recreativas y de transporte, así como senderos que conectan lugares de trabajo, escuelas y otros espacios urbanos. La estrella de esta red: The Queenstown Trail, una ruta de 130 kilómetros parte de los Great Rides de Nueva Zelanda. El recorrido comienza en la orilla del lago Wakatipu y se dirige a Gibbston, al este.
Para los más aventureros, el sendero Coronet Loop, con 50 kilómetros, interna a los ciclistas en las zonas rurales circundantes. La vía de un solo carril circunnavega el pico Coronet, de 1 640 metros de altura, y pasa por cascadas, desfiladeros ribereños, bosques de hayas y los yacimientos históricos de una mina de oro china del siglo xix a la orilla del río Arrow.
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Choquequirao, Perú
Una caminata aventurera al remoto sitio hermano de Machu Picchu se hace más accesible.
Las ruinas de Choquequirao son uno de los yacimientos incas más remotos en los Andes peruanos y están reservadas para los pocos que hacen el esfuerzo de llegar. Quienes visitan el vasto complejo solo pueden hacerlo a pie, al zigzaguear los 29 kilómetros de senderos escarpados, para subir a 3 mil 048 metros y ver los Andes en lo alto y la selva debajo.
“Choquequirao es material de muchos mitos”, cuenta Gori-Tumi Echevarría, arqueólogo que trabajó en las ruinas por primera vez en 2005. Aún no se terminan de excavar sus muchos templos, terrazas y plazas. Entre las características más intrigantes de la ciudad antigua están las terrazas de las llamas, nombradas así por las dos decenas de imágenes de estos mamíferos de tamaño casi natural que descienden como cascada por una serie de terrazas pronunciadas. Las llamas son de piedra blanca parecida al cuarzo y destacan en el fondo de esquisto negro, una obra de arte en piedra única que no se encuentra en ningún otro yacimiento inca.
“No hay nada igual en los Andes. Fue una innovación gráfica anterior al siglo XVI que no se repitió”, asegura Echevarría, quien se especializa en arte prehistórico en piedra.
No obstante, se avecinan cambios que mecerán la “cuna de oro”, el significado de Choquequirao en quechua. Se espera que los nuevos planes de infraestructura aumenten las visitas a la ciudad hermana de Machu Picchu.
Antes de la pandemia, Machu Picchu recibía a más de 1.5 millones de personas al año, Choquequirao; menos de 9 mil 500, según la oficina de turismo de Perú. Para facilitar el acceso, el gobierno peruano se ha comprometido a invertir 260 millones de dólares para construir un teleférico que recorra los cinco kilómetros entre el poblado de Kiuñalla y la zona arqueológica.
El desarrollo podría crear oportunidades económicas para la población local a expensas de la calma de Choquequirao. Por ahora, el yacimiento es como un santuario resguardado del siglo XXI que estimula la imaginación de todo viajero de aventura.
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Utah
Este estado popular para la aventura promueve sus zonas menos transitadas para contrarrestar el turismo masivo.
Con cinco parques y ocho monumentos nacionales, Utah es el patio de juegos definitivo de cualquier aventurero. No obstante, los amantes de la naturaleza suelen visitar un pequeño grupo icónico de destinos, como el Parque Nacional Zion. Por ello, el Departamento de Recreación al Aire Libre de Utah creó un innovador programa para financiar los proyectos recreativos en todo el estado, incluido el Zion National Park Forever.
En Zion, conocido por sus espectaculares cañones estrechos e imponentes acantilados de arenisca, las obras empezaron en 2023 con la construcción de una nueva oficina de turismo en la zona este del parque. Se espera que atraiga a una porción de los cinco millones de visitantes que cada año acuden a la entrada sur, la principal, y a senderos populares como Angels Landing. Además del centro de turismo sustentable, se contemplan nuevas rutas para bici de montaña y senderismo de más de 100 kilómetros fuera de la entrada este.
Otros proyectos recientes que recibieron fondos incluyen completar una ciclovía en el corazón del desfiladero del río Provo, una torre de observación en el Tracy Aviary’s Jordan River Nature Center, una zona de avistamiento de aves al oeste de Salt Lake City y la restauración ribereña a lo largo del río Helper.
“En Utah, la recreación al aire libre es la gallina de los huevos de oro. Aporta más de 6 mil 400 millones de dólares a la economía, emplea a más de 83 mil personas y genera 737 millones de dólares en recaudación de impuestos locales y estatales”, afirma Stephanie Pearson, autora de 100 Great American Parks, de National Geographic.
Estos esfuerzos mantendrán la prosperidad de la industria de las actividades al aire libre y, al mismo tiempo, protegerán ecosistemas frágiles.
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Alpes austriacos
La red de campo traviesa Bergsteigerdörfer, que consta de 36 poblados de montaña, se centra en la vida y cultura locales.
Para salvar una cordillera, a veces hace falta una aldea. Desde 2008, una asociación de villas ubicadas en los Alpes orientales de Europa Central se reúne para promocionar sus pequeñas comunidades para los viajeros de aventura que buscan hacer senderismo de montaña, ciclismo y escalada, además de deportes de invierno como esquí de fondo y escalada en hielo.
Llamadas Bergsteigerdörfer o “las aldeas montañesas”, se trata de una red que se concentra sobre todo en los estados occidentales de Austria, entre ellos Tirol y Carinthia, y otros pueblos de Suiza, Alemania, Italia y Eslovenia. El objetivo de Bergsteigerdörfer es proteger la cultura y las tradiciones de las aldeas, así como los paisajes montañeses del sobredesarrollo. Hoy día, Bergsteigerdörfer tiene 36 villas que han rechazado proyectos masivos como enormes resorts de esquí y teleféricos, pues se enfocan en el turismo de montaña sustentable.
“No somos aparatosos. Nos dirigimos a quienes buscan una experiencia alpina auténtica”, asegura Barbara Reitler de la Austrian Alpine Association. La página web de Bergsteigerdörfer rota su oferta de villas en las que, por ejemplo, los senderistas pueden hospedarse en una granja y probar comidas tradicionales como sterz, un platillo sustancioso, después de un largo día en las montañas.
La aldea favorita de Reitler es Johnsbach, en el Parque Nacional Gesäuse, por sus vistas espectaculares. “Cuando caminas por el valle de Enns, al lado del río, y de pronto ves los picos de las montañas Gesäuse, emerges en un mundo nuevo”.
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Parque Nacional Revillagigedo, México
Las “Galápagos de México” protegen una de las poblaciones más numerosas de tiburones y mantarrayas del mundo.
A unos 480 kilómetros de la punta sur de la península de Baja California se encuentra un parque nacional empapado de superlativos: Revillagigedo, una reserva marina de 148 000 kilómetros cuadrados y el parque submarino más extenso y por completo protegido de América del Norte. Es un santuario para la mayor concentración de megafauna tropical marina del continente, desde tiburones martillo hasta ballenas jorobadas, de ahí su apodo de “las Galápagos de México”. Además, las aguas que rodean sus cuatro islas principales se convierten en una meca para los buzos.
“El parque es uno de los pocos lugares en el planeta, si no es que el único, donde puedes interactuar de cerca con mantas gigantes”, cuenta el biólogo marino y cineasta de las profundidades Erick Higuera.
Dice que estas pueden pesar hasta 1,633 kilos, tener hasta ocho metros de envergadura y que, al parecer, les gusta sentir las burbujas de aire de los buzos en la panza.
Los delfines nariz de botella que habitan las aguas del parque también se muestran curiosos de cara a los humanos y con frecuencia se acercan para investigar a los buzos. “La cercanía que tienes con los delfines es una locura. Como especies, los dos nos generamos curiosidad”, cuenta Higuera.
Para perturbar lo menos posible a los animales, el parque limita el número de embarcaciones y buzos al día. No es raro reservar un lugar en una expedición de buceo en Revillagigedo con dos años de anticipación.
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