La oficina de turismo de la ciudad de Ramala existe desde hace apenas tres años.
El hostal está situado en una calle tranquila a las afueras de Ramala. Forma parte de un sencillo edificio de viviendas que no llama la atención visto desde fuera. Sólo un pequeño letrero advierte al visitante que se trata de un lugar para hospedarse.
Por eso, su dueño, Muhab Alami, espera a sus huéspedes en la puerta. Alami y su hermano Chris abrieron el hostal en el 2013. En él pueden alojar hasta a 30 personas repartidas en dos dormitorios comunes y tres privados.
Completan las instalaciones una recepción, una gran cocina y una sala de ocio en cuyas paredes algunos huéspedes creativos han dejado un recuerdo de su paso por allí. La decoración de la cocina, en cambio, fue idea de Chris.
«Pensamos que colocar letras árabes podría ser una forma de ayudar a la gente a aprender sobre nuestra cultura», señala Muhab. Pues su objetivo es mostrar su país a los turistas, que principalmente llegan de Europa y Estados Unidos.
Y es que para él, el hostal no es sólo un negocio, sino algo más personal. «La mayoría de la gente no sabe mucho sobre Palestina. Quiero que los turistas vengan y conozcan Ramala», explica. Y eso es algo que también desea Hamza Dalia, director de la Oficina de información Turística de Ramala, que existe desde hace tres años. «El turismo es importante para el crecimiento económico.
Y Ramala, la capital de Cisjordania, tiene mucho que ofrecer: unos alrededores bonitos, muchas atracciones y una vibrante vida nocturna», señala. Ramala está considerada la ciudad más abierta y liberal de Cisjordania.
Muchas ONGs internacionales tienen su sede aquí, en el principal motor económico e industrial palestino. En 2013, unos 9,000 visitantes pasaron por la Oficina de Turismo en busca de hotel o para informarse sobre qué ver en la zona.
Los sábados, los hermanos Alami ofrecen gratis recorridos por Ramala. En temporada alta también organizan visitas a Jericó y Nablus. «Cooperamos con la población local, de manera que por ejemplo ofrecemos cenas con familias palestinas. Estamos cultivando los intercambios culturales», señala el dueño del hostal.
En la sala común, Duncan Ayles está sentado leyendo un libro. «Estoy de visita en Ramala para ver cómo vive la gente aquí y si la imagen que tengo de Cisjordania es correcta», dice este mochilero de Londres, que antes de llegar a la ciudad pasó unos días en Israel.
«Si no hubiera habido un hostal probablemente no habría venido. Es más fácil conocer gente e intercambiar ideas en un albergue juvenil», señala. Muhab Alami espera que el alza continúe en Ramala y pueda seguir dando la bienvenida a nuevos huéspedes. «A muchos israelíes también les gustaría venir. Los recibiría de corazón si quisieran conocer Cisjordania», declara.
Pero hasta ahora, los israelíes sólo pueden visitar Ramala y otras ciudades ocupadas en Cisjordania si tienen un permiso especial de las autoridades.
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