¿Qué mejor lugar para presenciar el cambio de las estaciones que en medio de la naturaleza en tu Parque Nacional favorito? Y la mejor parte es que la actividad en la mayoría de los parques nacionales de Estados Unidos disminuye durante el otoño. Las temperaturas pasan de calurosas a frescas y las coloridas muestras del follaje otoñal resplandecen en las montañas a medida que las temperaturas se vuelven más agradables.
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Cuando se trata de canciones de amor para el recuerdo, el llamado del wapití macho es difícil de igualar. Desde septiembre hasta mediados de octubre, en los prados del Rocky Mountain National Park, estas bestias de 315 kilos exhiben sus astas y hacen sus llamados de apareamiento.
En el otoño, los álamos toman un color amarillo dorado, mientras la tundra brilla con tonalidades cobrizas. El parque es muy popular en esta época del año y es posible encontrarse con accesos restringidos en áreas específicas. Por lo que te recomendamos llegar temprano en la mañana o visitar por la tarde y entre semana para evitar las aglomeraciones.
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La mayor atracción de Acadia en otoño son los pintorescos viajes por carretera que ofrece esta zona. Park Loop Road (Circuito del Parque para Automóviles), de 43 kilómetros y que cruza la costa de Maine, se diseñó como un complemento del paisaje natural y ofrece muchas vistas geniales. Desde septiembre hasta mediados de octubre, las hojas anaranjadas, rojas y amarillas hacen que sea un paseo en coche atractivo y pintoresco. Haz una parada en Jordan Pond House para probar los popovers (un pan típico de la zona) y tomar un café.
¿Cuál es la mejor palabra para describir las Great Smoky Mountains en otoño? «Mágicas» es una posibilidad, especialmente después de una caminata por el Sugarland Mountain Trail. Desde el comienzo del sendero cerca de Clingmans Dome, el punto más alto del parque, este camino de 19 kilómetros pasa por tres tipos de bosques: abetos y píceas, árboles con maderas densas y árboles que se encuentran en la ensenada. Según la altitud y la época del año, las hojas que se encuentran en el sendero lucen con las distintas tonalidades otoñales.
Aventureros, tomen sus bastones de senderismo. Las temperaturas moderadas a lo largo del Colorado River desde septiembre hasta fines de noviembre hacen que el otoño sea una excelente ocasión para explorar las profundidades del Grand Canyon National Park. Visita el borde norte en la elevada Kaibab Plateau, donde puedes recorrer senderos llenos de álamos con hojas doradas. Las instalaciones en el borde norte, que se encuentra a 425 kilómetros al este de Las Vegas, cierran por la temporada a mediados de octubre, por lo que finales de septiembre es el momento ideal para planificar tu aventura.
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Yosemite es la prima donna entre todos los parques nacionales de California y ha asombrado a los visitantes desde 1855, cuando por primera vez dos viajeros vieron tanto esplendor. Excavado en el centro de Sierra Nevada Mountains por fuerzas geológicas antiguas, el esplendor y la biodiversidad que ostenta Yosemite son tales que la UNESCO lo declaró sitio Patrimonio de la Humanidad en 1984.
El parque está lleno de hitos emblemáticos en cualquier temporada del año, desde las intrépidas pendientes de Half Dome (el pico más representativo de Yosemite con casi 2 mil 700 metros de altura) y El Capitán, la roca de granito más grande del mundo. Ambos atractivos deslumbran a los escaladores.
Pero si escalar no está entre tus actividades favoritas, septiembre y octubre son los meses ideales para tomar fotografías y hacer excursiones al aire libre. Yosemite Conservancy ofrece paquetes de viajes llenos de experiencias inolvidables, como observación de aves guiada, senderismo bajo la luna llena, excursiones educativas para aprender sobre la vida silvestre y expediciones de mochilero. Si buscas disfrutar de un paisaje espectacular y evitar las multitudes, planifica tu visita durante esta época especial del año.
La mayoría de los árboles de Yosemite son de hoja perenne, por lo que sus colores no cambiarán en otoño. Pero puedes ir de visita a finales de octubre y ver cómo las grandes hojas de los árboles de arce y roble negro toman una cálida tonalidad peculiar de la estación.
Este artículo es de la autoría de Carolina Trasviña, colaboradora para Traveler de National Geographic en Español.
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