Múnich no tiene mar. De cualquier manera, al interior de la ciudad se pueden observar surfistas, que conviven con personas que se dedican al senderismo turístico. Entre cafés artesanales al estilo Alemán, y olas artificiales sobre el río Isar, éstas son algunas de las experiencias imperdibles que la ciudad tiene para ofrecer.
En el corazón de Múnich, un reloj compuesto por 43 campanas corona Marienplatz. El edificio de Neues Rathaus, el nuevo ayuntamiento, está decorado completamente por gárgolas y esculturas que defienden su estética. La función ilustra varios eventos históricos como el fin de la peste y la boda del duque Guillermo V. En medio del espectáculo, además, desfilan ante los espectadores la columna de María, la fuente de los pescadores y la vista hacia el viejo ayuntamiento.
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El estado de Baviera atesora un área natural protegida de 13.36 kilómetros cuadrados. Conocido localmente como el «Bosque Perlacher», está ubicado al sur de Múnich. Para quienes gustan de practicar alto en el bullicio urbano, éste el un lugar ideal para pasar el día en contacto con la naturaleza, sin abandonar la ciudad.
Generalmente, los visitantes orquestan paseos en bicicleta, o atienden a jornadas de educación ambiental. Sin embargo, es posible realizar caminatas en solitario, u organizar un día de picnics con varias personas.
El café ‘Fausto‘ es uno de los tesoros escondidos de Múnich. Ya sea en café espresso o capuccino, esta cafetería artesanal permite un deleite a quienes quieren conocer los rincones menos conocidos de la ciudad. Además, tiene una vista hermosa hacia el río Isar, lo que permite que los visitantes disfruten de una vista privilegiada al aire libre.
Lo que hace único a ‘Fausto’ es que —además de aludir al ominoso personaje principal de Goethe— la cafetería tuesta sus propios granos de café. Para quienes tienen más tiempo para estar en la ciudad, también ofrece talleres para dominar el latte art.
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La fortaleza está ubicada en lo alto del bosque, rodeado por montañas y con vista a un precioso lago turquesa. Además, la construcción alberga un acervo amplio de pinturas inspiradas en las óperas de Richard Wagner, y cuenta con más de 200 cuartos. De tener algunos días disponibles en la ciudad, vale la pena agendar una visita para este espacio.
Después de recorrer el hermoso jardín inglés, los surfistas en las aguas turquesas del río Isar ofrecen un espectáculo único. Sin duda, es un deporte surreal en medio de la ciudad y abierto a todos los espectadores que cruzan con su camino. Generalmente, se pueden identificar por sus trajes de neopreno para soportar el frío y viento.
Se les encuentra a lo largo de todo el año. Incluso en invierno, a pesar de las bajas temperaturas, navegan las olas con una soltura singular. Como si caminaran sobre el agua, sorteando las corrientes, las olas artificiales y las miradas curiosas de los visitantes.
Alessandra de Zaldo es una fotógrafa mexicana que radica en Budapest. Está comprometida a mirar de manera distinta el mundo contemporáneo, desde una perspectiva documental y artística. Estudió en la Escuela Activa de Fotografía. En 2019, fue la fotógrafa oficial del seminario feminista e internacional “Global Youth Ambassadors and Leadership Summit” en la ciudad de Chicago.
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