Singapur es una ciudad estado de apenas 719 km2, la mitad de la Ciudad de México, separada de Malasia en la frontera norte por el estrecho de Johor y de Indonesia por el estrecho de Singapur al sur.
El país tiene cuatro idiomas oficiales: inglés, chino mandarín, malayo y tamil, aunque todos hablan en inglés.
De los seis millones de habitantes, el 75 por ciento es descendiente de chinos, por lo que la primera impresión es que llegamos a un país-ciudad habitado por chinos que hablan en inglés británico.
Esta mayoría es eminentemente budista y abraza tradiciones orientales, mientras que la población de origen malayo es islámica y la india que habla tamil, es hinduísta.Y como si esta multiculturalidad fuera poca, el cuarenta por ciento de la población está constituida por inmigrantes.
Nos dimos cuenta entonces que la identidad de este pequeño país es la heterogeneidad y el respeto por las diferencias.
Al igual que sus vecinos, Singapur se incorporó al imperio británico en 1819 y se independizó recién en 1959. Junto con las ciudades malayas de Penang y Malaca, formó parte de las Colonias del Estrecho donde los inmigrantes chinos se casaron con malayos, adquirieron gustos europeos fundando así la cultura Peranakán.
Ese pasado se aprecia en el barrio de Katong, donde está el Museo Peranakán. La calle Joo Chiat fue el corazón del suburbio de principios del siglo XX, donde vivía esta clase media china, casada con locales y educada en inglés.
Algunas de estas casas de dos pisos pintadas en colores pasteles, están abiertas al público y sus dueños están orgullosos de compartir su cultura. Muy cerca está el templo del Diente de Buda donde es posible escuchar rezar a los monjes.
La comida callejera es una tradición muy importante en Oriente. En Singapur funcionan 114 patios de comida como el Maxwell Food Center que está en el casco histórico.
En contraste con este Singapur del pasado, el complejo de Marina Bay Sands es una postal del futuro. Se levanta en 38 hectáreas de tierra ganadas al mar, entre el puerto en mar abierto, y una bahía cerrada.
Son tres torres de 57 pisos unidas en la cima por una piscina de 150 metros de largo, la más larga del mundo. Las torres son parte de un master plan junto con los Jardines de la Bahía que ocupan 101 hectáreas.
Allí está el Flower Dome, el invernadero más grande del mundo, donde hay plantas y flores de los cinco continentes, desde olivos milenarios hasta magnolias y orquídeas.
Lo más impactante son los Supertrees, la imagen icónica de Singapur: estructuras tubulares de 50 metros de alto que contienen jardines verticales y que después del atardecer cobran vida cuando se iluminan al ritmo de la música.
Son dos shows por noche y sólo hay que asegurarse estar allí para sentirse dentro de la película Avatar. Estos super árboles también recogen agua de lluvia, generan energía solar y actúan como conductos de ventilación para el invernadero.
Los jardines, las tres torres de Marina Bay, los Supertrees, todo está conectado con senderos al nivel de la tierra y puentes aéreos a los que se accede por ascensores al aire libre.
Moshe Safdie, renombrado arquitecto israelí-canadiense, es el responsable del Marina bay y el laberíntico shopping que conecta las torres donde hay más de cincuenta restaurantes, un casino, cines, cientos de tiendas de todo tipo y hasta un circuito de agua para recorrer en bote.
Solo quienes se hospedan en el hotel pueden acceder a la famosa piscina en el piso 57, pero la terraza del piso 56 está abierta al público. Desde allí se comprende con un giro de cabeza este pequeño país: a un lado, el poderoso puerto con cientos de barcos y los jardines, al otro, la bahía, los edificios corporativos y la curiosa estatua del Merlión, una criatura mítica con cuerpo de pez y cabeza de león.
Una tercera área para visitar es la de Orchid Road, una ancha avenida donde se suceden los centros comerciales con marcas de ultralujo, hoteles cinco estrellas, edificios de acero y vidrio, siempre con el marco tropical de palmeras y flores. Sobre esta avenida tiene su residencia el presidente. Es tal vez el barrio menos turístico de todos donde se puede ver mejor la composición multicultural y multirracial de este pequeño gran país.
Turkish Airlines cuenta con 11 vuelos semanales desde Ciudad de México, 7 desde Buenos Aires y 7 desde Bogotá a Singapur con escala en Estambul. Si la conexión supera las 20 horas, el programa Stopover, ofrece transfers in-out al aeropuerto sin cargo, un tour, y una noche de alojamiento gratuito en un hotel 4 estrellas en Estambul.
Para quienes vienen de otros puntos del Sudeste Asiático, Scoot es una low cost que conecta Singapur con varios destinos.
Marina Bay Sands. Av Bayfront 10.
Four Seasons. Av Orchard 190.
Este texto fue escrito por Silvina Pini y las fotos son de Mario Cherrutti. Puedes conocer más de su trabajo en @cherruttipinitravelers
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