Surfeando en la selva colombiana

El surf no sólo es un deporte, es una cultura, y para muchos es una forma de vida.

Los adictos al surf viajan alrededor de mundo compitiendo en torneos internacionales, cazando olas gigantes, fotografiando y filmando surfistas y realizando surfaris por lugares remotos en busca de olas desconocidas. Así llegué a la costa del Pacífico colombiano, a Nuquí, un lugar al que aún hoy, en pleno siglo XXI, sólo es posible acceder por vía aérea. El pretexto fue el torneo anual de la Asociación Latinoamericana de Surfistas Profesionales.

Y así nos dimos cita en la ciudad de Medellín, desde donde volamos al municipio de Nuquí, a orillas del Pacífico, en la confluencia de la desembocadura de los ríos Nuquí y Ancachí. De aquí abordamos tres lanchas en el muelle para navegar por el río durante 40 minutos siguiendo la costa del Golfo de Tribugá y fuimos bajando agrupados según el sitio donde estábamos hospedados. En este destino turístico no vas a encontrar grandes hoteles, pero los que hay son rústicos y ecológicos con un excelente servicio, que además ofrecen la infraestructura y renta de equipo para realizar diversas actividades como buceo, tablas de surf, kayaks y todos los juguetes que necesites, así que no tienes que llevar nada.

Los principales atractivos turísticos de Nuquí son sus hermosas playas, su diversidad biológica, variedad de peces y fauna marina, por lo que también es un destino idóneo para el buceo.

Surfing en la selva

Guillermo Gómez, dueño del Hotel Cantil, ha sido un gran promotor del surf dentro y fuera de Colombia; en la zona se ha dedicado a enseñar a surfear a los niños locales, quienes diariamente salen en busca de olas. El Cantil ofrece cursos, asesoría y alquiler de tablas para principiantes, y para los expertos lanchas a los mejores sitios de surf como: Pela Pela, Juan Tornillo y El Derrumbe.
Los locales afirman que Pico del Loro tiene las olas más grandes.

El ritual del surf comienza con los primeros rayos del sol, las mejores olas se levantan durante la mañana. El spot de Pico de Loro es espectacular: las olas se forman a un costado de dos grandes islotes rocosos cubiertos de jungla, lo que le da un toque más salvaje. Emocionados al ver las olas preparamos nuestras tablas, les untamos cera para no resbalar, ajustamos los straps del leash al tobillo y comenzamos a nadar mar adentro. En el fondo sólo se ve cómo se levantan las olas doradas, luego pasas nadando una y otra ola hasta llegar al punto donde comienzan a romper. La adrenalina corre por tu cuerpo y de pronto ya estás cara a cara frente a la enorme muralla de agua. Esa ola ha viajado miles de kilómetros para encontrarte. En ese momento, vuelves la vista hacia la playa y comienzas a remar. La ola amenaza con succionarte, así que llegado el momento saltas sobre tu tabla y comienzas a deslizarte a toda velocidad. Observas cómo se abre el tubo de la ola, también conocido como el cuarto verde, y listo: ya estás ahí surfeando dentro de tu ola. Subes y bajas por ella haciendo cortes. Te sientes libre.

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Consejos para pararte en tu tabla

El surfing es un deporte que exige una condición física óptima, la parte del cuerpo con la que más trabajas es la superior, brazos, espalda, pecho y abdomen, hay que saber nadar muy bien.

Antes de surfear observa las olas, ubica dónde está la marea, las rocas, cómo se desplaza la corriente. Si no conoces el terreno, no dudes en pedir consejo de otros surfistas.

Para los principiantes se recomiendan las playas de oleaje medio, donde no haya mucha resaca. (Si te jala el mar hasta el fondo detrás del oleaje, mantén la calma y espera a que la misma corriente te saque, puedes nadar en diagonal hasta regresar a la zona de oleaje).

Empieza en olas pequeñas, antes que comiencen a romper. Nada lo más fuerte posible para mantenerte frente a ella; una vez que empiece a romper en un movimiento rápido, estiras los brazos y brincas sobre la tabla colocando ligeramente más peso en la parte posterior. No sumerjas la punta de tu tabla en el agua porque te caerás de la ola y te revolcará.

Una vez que ya estás parado sobre la tabla viene la parte del equilibrio para no caerte.

Si surfeas, no esperes a salir del mar cuando ya estés agotado. En el momento en que tengas frío o estés cansado, sal del agua. Es mejor surfear varias veces por un corto periodo de tiempo que estar muchas horas seguidas en el agua.

Una vez que estés surfeando empieza a realizar movimientos con tu tabla como giros y cortes golpeando la punta de las olas.

Para agarrar un tubo debes hacer lo siguiente: al ir bajando por la ola identifica qué parte de la misma falta por romper y dirígete hacia ese punto; deslizándote por su parte media recárgate hacia la pared de agua y agáchate como si te fueras haciendo pequeño para evitar que el labio de la ola, que va cayendo, te golpee.

Nomenclatura

Las olas reciben diferentes nombres según el lugar donde rompen. No existen dos olas iguales, en cada playa rompen de manera diferente. La rompiente de las olas presenta, sin embargo, algunos patrones; generalmente las olas vienen agrupadas en sets esto es decir que vienen en grupos de cuatro o cinco y luego se calma el oleaje por un momento, y de nuevo viene otro set, así sucesivamente.

Pointbreak: se caracteriza por tener fondo de piedra, arena o coral. Las olas se forman en una sola dirección, esto es: derecha o izquierda.

Marejada o swell: conjunto de olas producido por una tormenta en alta mar y que golpeará la costa durante varios días.

River Mouth: posee características similares al pointbreak, pero se localiza en la desembocadura de un río.

Beachbreak: el tipo de ola más común, son las que quiebran sobre fondos de arena y que presentan las mejores condiciones para formar tubos.

Reefbreak: es una formación rocosa o de coral, generalmente alejada de la costa, que genera olas fuertes y tubulares.