Una experiencia a vivir durante el festival de Moussem, la reunión bereber más grande en el norte de África.
En el desierto de Marruecos se reúnen una vez al año más de 30 tribus nómadas para celebrar en Tan-Tan el festival de Moussem. La reunión bereber más grande en el norte de África permite a los visitantes vivir muy de cerca la diversidad de la cultura nómada tradicional.
Abdallah está sentado desde el amanecer en su tienda de campaña en el desierto y toma té. El viento golpea sin pausa la tienda beduina, que sirve de escudo protector en el vasto Sahara inhóspito.
El nómada vino a Tan-Tan con su caravana de camellos desde la cordillera del Atlas. Abdallah comercia con camellos y quiere hacer negocios en Tan-Tan, una ciudad situada en el desierto, en el sur de Marruecos. Su tribu logra vender dos o tres animales a la semana. Por un camello pequeño le pagan hasta 800 euros (unos 910 dólares).
Abdallah endereza su chilaba, su túnica. Toma otro trago de té dulce. "Quien quiera entender a los nómadas y sus asuntos debe tomarse tiempo para un té".
Una vez al año hay en Tan-Tan un espectáculo especial: las tribus nómadas del Sahara se reúnen en una gigantesca ciudad de tiendas de campaña para celebrar el festival de Moussem. Son originarios de Marruecos, Argelia, Burkina Faso, Mali, Mauritania, Níger y Arabia Saudí. Al oeste de Tan-Tan brillan al sol las aproximadamente 800 tiendas nómadas de color marrón. El festival de Moussem cuenta con el apoyo de la Unesco, que quiere ayudar a conservar la cultura amenazada de los nómadas del desierto.
En un terreno gigantesco en el centro del campamento en el desierto, los bereberes montan a caballo. Formando una fila cerrada de diez jinetes, aceleran el paso y lanzan sus gritos de guerra. Luego disparan con sus fusiles al suelo lanzando salvas ensordecedores. "Fantasia" se llama esta monumental coreografía de jinetes, que reproduce la técnica bereber de hacer la guerra.
El festival de Moussem se lleva a cabo al pie de la tumba del jeque Mohamed Laghdaf, un héroe del desierto que luchó hasta su muerte, en 1960, por la independencia de Marruecos de Francia y España. Los nómadas venereran al jeque porque luchó por la libertad.
En los años siguientes, Tan-Tan se fue convirtiendo en un santuario religioso. Para honrar al jeque, los nómadas se congregaban junto a su tumba para cantar, jugar, contar historias y comerciar con camellos. La "marcha verde", que entró en la historia en 1975, puso fin de un momento a otro a la fiesta de Moussem: 350,000 personas cruzaron desde Tan-Tan la cercana frontera con el Sahara Occidental para reclamar a España la devolución de este territorio. Los españoles se han ido pero el conflicto por el Sahara Occidental sigue hasta el día de hoy sin resolverse y la frontera sigue siendo motivo de disputa.
No fue hasta 2004 cuando con apoyo de la Unesco se revivió en Tan-Tan el festival de Moussem. "El Moussem actual es sobre todo un evento puesto en escena por el rey. Aquí, la cultura se convierte en folklore", dice Ibrahim, un habitante de Tan-Tan de 29 años. Palabras como estas pueden escucharse con frecuencia durante el festival. Ibrahim es uno de los jóvenes académicos crónicamente desempleados en Marruecos. Ahora intenta ganar su subsistencia con la venta de cuchillos.
"El Moussem es como una comida sabrosa que esparce su aroma pero que el pueblo no puede degustar", señala Ibrahim. Para los 60,000 habitantes de la ciudad prácticamente no hay ninguna oferta cultural: no hay biblioteca, ni teatro, ni cine.
Abdallah, el comerciante de camellos, está sentado con las piernas cruzadas delante de una bandeja de plata. "Tomar el té conjuntamente es el alma de la cultura marroquí y de los nómadas", explica. Una tetera titinea sobre la bandeja, un chorro de té cae como un rayo a los vasos. Después, Abdallah vuelve a verter el té en la tetera, esta vez más lentamente. Este ritual se repite varias veces. Sólo Abdallah sabe cuántas veces. Él es el guardián del té.
Sin embargo, los ingredientes para una buena ceremonia de té vienen de otra parte: buenas conversaciones, brasas ardientes e historia y poesía. "Algunas tribus libraron guerras entre ellas durante 40 años para finalmente hacer las paces con una tasa de té".
La tienda se va llenando de más hombres. Cada uno recibe a todos. Nadie entra en una tienda lanzando un saludo al aire. Eso sería descortés. Cada hombre regala y recibe una palabra amistosa. Las voces suenan suaves, alegres y animadas. En algún momento todos están sentados con las piernas cruzadas alrededor de la bandeja de plata y esperan tranquilamente hasta que el té haya llenado el último vaso.
Abdallah quisiera que hubiese más nómadas jóvenes. Sin embargo, sabe que para que eso sea posible hay que resolver muchos problemas: pastos, acceso a agua, formación. En realidad, cosas sencillas.
En el crepúsculo, los colores del desierto se apagan; el rojo azafrán, el marrón de los dátiles, el amarillos del cuscús. La tienda del té aparece ahora abandonada. Abdallah está sentado solo en la moqueta y escucha el pacífico concierto de los camellos. Cuando nos vamos, suena por última vez por la inmensa vastedad del Sahara el familiar tintineo al chocar el vaso con la plata.
Información básica: Marruecos
Cuándo viajar: Las mejores épocas para viajar son la primavera y el otoño, cuando el aire no está demasiado caliente.
Cómo llegar: En avión al centro turístico de Agadir, que también es el punto de partida para las excursiones a Tan-Tan. La ciudad del desierto está situada a unos 350 kilómetros al sur de Agadir y es fácil llegar allí en coche de alquiler o autobús.
Alojamiento: En Agadir predominan los hoteles de las grandes cadenas. Entre los turistas ganan cada vez mayor popularidad los riads, casas tradicionales de varios pisos con un patio interior, un ambiente familiar y una decoración agradable. En Tan-Tan, los pocos hoteles generalmente están repletos durante el festival de Moussem. Una buena alternativa es la localidad costera de Tan-Tan Plage, situada a unos 25 kilómetros.
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