Un grupo de turismo autosostenible preservará el patrimonio cultural de sus comunidades
Hace 10 años un grupo de indígenas del sur de México decidió dar un impulso productivo a sus comunidades y fundaron RITA, con 32 socios fundadores. Hoy cuenta con 169 empresas turísticas asociadas y el pasado mes de noviembre recibió el primer premio de la Americas Business Council Foundation. La Red vende los paquetes turísticos a través de una comercializadora que cobra una comisión de entre 5 y 10 por ciento. Con ello se financian la promoción y comercialización de los servicios, se gestiona la obtención de fondos para realizar nuevos proyectos y se destina una parte para hacer estudios de factibilidad
Proyectos comunitarios
Lo más importante para formar parte de la RITA es que se trate de una iniciativa realmente comunitaria. «Es importante que las comunidades sepan que el turismo mal manejado puede tener efectos indeseables, se trata de un turismo continuo, pero no masivo».
Tienen que aprender desde lo básico de contabilidad y administración hasta primeros auxilios y cómo debe ser la calidad en el servicio, además de promocionar su destino y comunicar su oferta.
«Lo fundamental es la revalorización», afirma el fundador.
Sujetos de su propio desarrollo
«Hemos concebido una tercera alternativa, ni todo es folclor, ni todo es un negocio. No puedes vender un paquete a la Sierra Tarahumara diciendo que los rarámuris son los dueños, cuando la gente viene a tomarles fotos sin comprarles una sola pieza de artesanía. Se trata de que sean sujetos de tu propio desarrollo», dice Cecilio Solís.
Cada comunidad determina su forma de organización y sus paquetes turísticos. Los responsables son los beneficiarios directos, los cuales tienen un sueldo.
«Cada peso que un turista deja en una comunidad indígena sirve para generar empleos, mantener las instalaciones, conservar la naturaleza y mitigar la emigración. Cuando esto se logra, se arraigan la familia y la cultura», concluye Solís.