Bordear este lago mayoritariamente suizo y tocar sus fibras francesas es tener una experiencia directa con el peso de la cultura europea.
La expedición por el lago Lèman inició en el Castillo de Voltaire, en el poblado de Ferney, a pocos minutos de Ginebra, para rendir homenaje a este intelectual, poeta y filósofo francés. Desde 1758, cuando Voltaire llegó a Ferney, y durante los 20 años siguientes, esta pequeña ciudad fue el centro neurálgico del Siglo de las Luces. Aquí escribió Voltaire sus diálogos sobre la tolerancia.
Retomamos el camino del lago y después de pasar por el idílico pueblo de Versoix, enclavado en un bosque otoñal de ocres y amarillos, llegamos al antiguo pueblo de Nyon. El lugar de encuentro de los lugareños es la fuente de la Plaza del Maìtre Jaques y subiendo por la rue des Moulins se llega al callejón de la Poterne, que lleva hasta el castillo, guardián silencioso del pueblo, en el hermoso barrio de la Colombière. En la Plaza del Castillo está la Torre del Reloj. En la Plaza del Mercado están los aromas y los colores. Nyon cuenta también con vestigios romanos: el Mosaico de Artemisa, la Basílica y las bellas columnas romanas en el Paseo de Marroniers. Todo enmarcado por el Mont Blanc.
Tomamos un refrigerio en el tradicional Café del Maìtre Jaques, un plato valaisan con carne seca y quesos, acompañado de un vino suizo: Epesses del Lavaux.
Los jóvenes practican wind-surf, veleo y otras actividades acuáticas. En una hora llegamos a Ouchy, puerto de Lausana.
Primero subimos a la magnífica catedral del siglo XII y luego a la Plaza San Francisco, punto neurálgico de Lausana, con sus bares, restaurantes y boutiques. Volvimos a descender hacia el puerto para visitar el Castillo de Ouchy.
Ahí también se encuentra un museo que guarda la memoria de los Juegos Olímpicos, construido en mármol blanco de Thassos por los arquitectos Pedro Ramírez Vásquez (de México) y Jean-Pierre Cahen (de Suiza).
Al día siguiente continuamos nuestro itinerario con dirección a Montreux, a pocos minutos de Lausana, siguiendo siempre por el camino que bordea el lago. Llegamos a las Terrazas del Lavaux, región vinícola de prestigio internacional Patrimonio Universal por la Unesco.
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Dejamos el auto en Saint-Saphorín para desde allí iniciar nuestro paseo. El pequeño pueblo es i?ntimo y lleno de sabor, con sus cavas, tabernas de degustación y plazoletas. La vista del lago desde estas terrazas es espléndida.
En el pequeño pueblo de Epesses, también vinícola, después de comprar algunas botellas de vino de uva Chasselas degustamos el vino local (rico y afrutado, de estructura seca y ligera, de gran fineza) con un fondue de queso y una hogaza de pan campesino.
Nuestro siguiente alto en el camino fue Vevey, que está a sólo unos minutos del Lavaux. Vecino a Vevey está La Tour de Peilz con su viejo castillo y su torre emblemática.
Finalmente llegamos a Montreux, famoso por su Festival de Jazz y su montan?a.
Para el día siguiente dejamos lo mejor: el Castillo Medieval de Chillon, muy cerca de Montreux, uno de los sitios más fascinantes de Europa. La primera mención explícita del castillo data de 1150 cuando los condes de Savoya controlaban la fortaleza. Este lugar fue sitio de inspiración para Rousseau y Victor Hugo.
A primera hora abordamos el ferri con dirección justo al otro lado del lago, a Evian. Con el tren, desde Evian, fuimos a Yvoire, que está a menos de una hora haciendo un alto en Thonon des Bains, para visitar su castillo y una perspectiva distinta del lago. Yvoire es uno de los pueblos medievales más bellos del Lèman, y de Francia. Desde el siglo XIV el pueblo permanece incólume a orillas del lago con sus vetustos callejones y plazas.
Para cerrar nuestra aventura franco- suiza escogimos el mejor restaurante, con la vista más la?nguida y nostàlgica, para disfrutar del atardecer y de una raclette, que es un queso fundido que se come con papas y carne seca. Como segundo plato elegimos un filete de perche (un pez del lago Lèman), el platillo más ti?pico de la región.
CÓMO LLEGAR
Ginebra, Lausana y Montreux son grandes ciudades suizas que se encuentran en la orilla Norte del lago. Asimismo, Yvoire, Thonon des Bains y Evian se encuentran del lado francés, que alberga la Villa Diodati, donde Mary Shelley escribió Frankenstein y que era lugar de descanso de Lord Byron. Ciudades como Lyon, Viena o Turín se encuentran a un poco más de 100 km.
INFORMACIÓN ÚTIL
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