La vida encima de una olla de presión: Parte II

La segunda parte de la odisea volcánica a través de territorio islandés.

Esta es la segunda parte de la odisea por territorio islandés: La vida encima de una olla de presión Parte I. Si te perdiste de la primera sección, no olvides leerla aquí: Parte I.

¡Y ahora sí!

ISLAS INCENDIARIAS: Avanzamos hacia la Isla principal del archipiélago de Westman. La excavación aquí, en la «Pompeya del norte», ha comenzado. Dicen que la erupción de 1973 creó una montaña y sepultó unos 300 hogares. Hoy en día, el calor geotermal cubre las necesidades de calefacción y agua caliente de 92% de los edificios de la nación.

ENTRE GLACIARES: El camino pavimentado asciende gradualmente al salir de la exuberante región agrícola del sur. La vegetación empieza a ralear, las granjas a espaciarse y la tierra a secarse, los horizontes a alejarse y el cielo a aproximarse. Continuamos a través del desierto interior de Islandia que corre paralelo a la zona de las fallas. Puedes hacer el recorrido de 199 km y medio en  un día, si el clima y el nivel del agua lo permiten.

Debajo de Vatnajokull, una columna de magma del manto de la tierra alimenta el volcán Grímsvotn, que hizo erupción en 1996, 1998 y 2004. En esa última ocasión se abrió paso derritiendo una capa de 153 metros de hielo en aproximadamente una hora y lanzó ceniza que llegó a Finlandia.

LOS PELIGROS DE LAS PLANTAS DE ENERGÍA: La atracción más conocida acá en el extremo norte de la zona de fallas, es Myvatn, un lago relativamente poco profundo, famoso por sus numerosas especies de aves acuáticas y una diversidad de rarezas geológicas: fisuras con albercas alimentadas por aguas termales en las cuales se puede nadar; el cráter de ceniza del Hverfjall; Dimmuborgir, los Castillos Oscuros y el Blue Lagoon.

FUEGO DEL INFIERNO EN HEXÁGONOS: No lo sabemos aún, pero estamos parados en el interior de un volcán. Una mole de casi 40 metros de piedra hexagonal torcido en una revoltura de ángulos raros.

A menudo las columnas son verticales, y la cascada más poderosa de Europa, Dettifoss, fluye sobre algunas de ellas. Debajo, la catedral se vuelve más bien una Casa de la Risa colosal.

Ya en el camino de regreso a Húsavik, nos detenemos donde varias antiguas fisuras se extienden hacia el sur. Al norte de la carretera está Skjálftavatn, formado luego de una serie de sismos. No lejos de ahí, la zona de las fallas se hunde de nuevo en el mar, serpenteando bajo el Océano Ártico.

Tomamos el camino de regreso a Keflavík, el aeropuerto internacional que se ubica encima de la dorsal del Atlántico medio.

Islandia es uno de los pocos lugares donde puedes ver la tierra en proceso de construcción. Es un espectáculo caótico, emocionante e inolvidable. Las erupciones son peligrosas y merecen respeto, pero también son una oportunidad para viajar.