Antiguas iglesias medievales y bodegas del siglo XIX son escenarios para tomar el mejor whiskey irlandés. Estos son los mejores lugares en Dublín.
Este viaje colmado de whisky irlandés empieza en un barrio salvaje llamado, hace años, Hell, “El Infierno”. Era un lugar sin ley, caótico, peligroso, en el que se comerciaba con la prostitución, los locales ilegales de apuestas y todo tipo de negocios turbios. Para entrar al “infierno” tenías que pasar bajo un arco, custodiado por un diablo de roble tallado que te miraba fijamente, el cual desapareció con el tiempo. La leyenda cuenta que con él se hicieron barriles de whiskey.
Estamos en The Liberties, una de las zonas más antiguas de Dublín y cuna del whiskey irlandés. Aquí, cada esquina, piedra y nombre de calle tiene una historia, convertida muchas veces en una de esas leyendas que forman parte del espíritu de Irlanda.
Fue una zona donde se amasaron grandes fortunas familiares en torno al whiskey y la cerveza, como Guinness, Jameson, Roe o Powers; nombres conocidos, ¿verdad?
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El Triángulo Dorado de Dublín
La producción de esta pequeña barriada llegaba a todos los rincones del Imperio inglés; para hacernos una idea, a finales del siglo XVIII, en pleno apogeo, la ciudad contaba en esta zona con 40 destilerías en activo y se le empezó a llamar el Triángulo Dorado.
Esas riquezas contrastaban con la pobreza y las condiciones infrahumanas de vivienda de los trabajadores de negocios tan diversos como tejedurías, platerías, imprentas, molinos, fraguas, curtidurías y tabernas ilícitas que complementaban a las destilerías.
Hoy día, paseando por sus calles, te encontrarás con nombres tan singulares como Cooper Alley, Murder Lane, Mullinahack (molinos sucios), Wormgood Gate, Sugar House Lane, Engine Alley, Cross Stick Alley, Cook Street o Winetavern Street, tomados de oficios o acontecimientos que habían pasado en esos lugares. A comienzos del siglo XX, la producción de whiskey irlandés empezó su declive, lo que propició que fueran desapareciendo las destilerías de whiskey en el país, de las que quedaron solo cuatro.
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¿Y por qué les cuento esto?
Anímense a visitar este apasionante mundo del whiskey irlandés, lleno de historias, leyendas, tradiciones y pasiones por el país y sus productos, algo por lo que siempre han destacado los irlandeses. Destilerías maravillosas hay por toda la isla, como Old Bushmills Distillery, situada en Irlanda del Norte y perteneciente a la empresa mexicana José Cuervo.
Su maestro destilador, Colum Egan, nos explica que Bushmills dispone de una licencia para producir esta bebida desde 1608 y es la más antigua de Irlanda. La tendencia del whiskey irlandés en el mercado latinoamericano va al alza, entre otras razones por su sabor más suave.
Desde 2010, el whiskey irlandés (uisce beatha, o agua de la vida, como se le llamó en su origen) ha comenzado a resurgir de entre sus cenizas y está posicionándose de nuevo en un sector del mercado en el que se aprecian sus características únicas. Las destilerías han pasado de cuatro a 49, y esa cifra va cambiando con los días. La Asociación del Whiskey Irlandés ha ido marcando el paso en este renacer y da la pauta en materia de legislación y calidad.
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¿Cómo reconocer el auténtico whisky irlandés?
Como ir a ver todas es complicado, les recomiendo las destilerías que están abiertas en este momento en Dublín, en ese Triángulo de Oro de tanta historia y que simboliza tan bien esta bebida. Hoy día, The Liberties se ha convertido en la zona perfecta de Dublín para descubrir la pujante industria del whiskey irlandés. Te puedes transportar en el tiempo en ese paisaje urbano con estilo victoriano de edificios de ladrillo, chimeneas, antiguos molinos, pubs y calles concurridas.
Esas visitas se pueden ir compaginando con otro tipo de actividades y, cómo no, ir a probar esos whiskeys en alguno de los más típicos pubs de la ciudad.
Te recomiendo empezar el recorrido haciendo una visita al Museo del Whiskey Irlandés, situado en el centro de la ciudad, justo enfrente de la entrada principal al Trinity College y su maravillosa biblioteca, de obligada visita, que es un buen punto de partida. Presentan, de manera muy entretenida y divertida, el origen de esta bebida y su historia accidentada y turbulenta, además te explican cómo se produce y puedes iniciarte en la degustación de esta bebida alcohólica.
El whiskey (ojo, se supone que el irlandés se escribe con -ey al final, mientras que el escocés, inglés, canadiense o japonés se escribe whisky) tiene una cualidad particular que resalta por las características que le aportan su situación geográfica, su entorno y su acabado en barricas, que lo definen por sí solo y hacen que cada día vuelva a tener más adeptos.
El irlandés se caracteriza por su triple destilación (en general, aunque no obligatoria), que lo hace suave y delicado; se añeja en barricas de madera ya destinadas a otras bebidas alcohólicas (tequila, mezcal, oporto, vino, ron…), que aportan diferentes matices y sabores, y se puede comercializar a partir de sus tres años y un día de añejamiento.
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Una cata tradicional del ‘oro líquido irlandés’
John Cashman, encargado del desarrollo de nuevos productos y de la estrategia comercial en Powerscourt Distillery, y uno de los mayores expertos en whiskey irlandés, hace hincapié en que para poder apreciar un whiskey siempre conviene hacer la cata de una manera determinada. Es una ceremonia que sigue unos pasos y un orden determinados, y en la que se tiene que apreciar los colores, aromas y sabores de esta bebida, ya que analizamos el resultado de muchos años de trabajo y alquimia.
- Ponemos el vaso con el whiskey a la luz y hacemos fluir suavemente el líquido por el cristal, apreciando los rastros que va dejando y que en Irlanda se llaman “lágrimas”.
- En la parte olfativa, colocamos el vaso debajo de la nariz, pero a la altura del pecho, y empezamos a oler el aroma que emana. Poco a poco lo vamos subiendo hacia la nariz para ir captando nuevos matices.
- Para el gusto, tomaremos un sorbo pequeño, lo mantendremos un momento en la boca, notando claramente un hormigueo y, cuando este haya disminuido, lo tragaremos y seguidamente respiraremos por la nariz. Así se aclimata el whiskey en la boca.
Con esta pequeña introducción al “oro líquido irlandés”, ya se puede disfrutar un fin de semana o tres días, como mínimo, en esta maravillosa ciudad de Dublín, saboreando, conociendo y apreciando una de las bebidas espirituosas con más empuje en el mercado mundial.
A continuación hay una serie de recomendaciones para sacar el máximo provecho a esos días. Está todo a tiro de piedra. Se pueden apreovechar unos buenos paseos por una ciudad tranquila, cálida con los visitantes y muy animada.
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Las mejores destilerías en Dublín
The Dublin Liberties Distillery
Situada en un antiguo molino y curtiduría en The Liberties, en pleno centro de la ciudad, rezuma 400 años de historia por sus paredes y con los nombres de sus whiskeys. En la destilería, inaugurada en 2019, podrás ver cómo se produce esta bebida. Stephanie Shen, su embajadora y auténtica entusiasta, cuenta cómo evolucionó ese edificio a lo largo del tiempo, el papel del río que corre por el subsuelo y las leyendas que traen consigo los nombres de sus estupendos whiskeys: Oak Devil, Copper Alley, Murder Lane, Keeper’s Coin, Dead Rabbit (colaboración con el bar de Nueva York del mismo nombre y considerado como uno de los mejores) y The Dubliner. El tour acaba con una cata de sus productos.
Teeling Distillery
Una de las destilerías más populares del país, ha sido la primera que se ha abierto en la ciudad de Dublín en 125 años y ha ganado, desde su apertura en 2015, más de 20 premios. La familia Teeling siempre se ha caracterizado por su emprendimiento y su contacto con el whiskey, y hablamos desde 1782, año en el que Walter Teeling abrió una pequeña destilería en esta ciudad.
Tras muchos avatares, se cerró y su descendiente, John Teeling, fundó el siglo pasado las destilerías de Cooley y Kilbeggan. Fueron sus hijos, Jack y Stephen Teeling, quienes fundaron la actual destilería Teeling, muy cerca de donde estuvo la original de 1782, posicionándola en lo más alto del mercado y obteniendo numerosos premios internacionales. Destacamos su logo, un ave Fénix que sale de entre las cenizas, todo un símbolo de esta industria.
Acabando el tour por la destilería, y después de catar sus maravillosos whiskeys, recomiendo que prueben su café irlandés, que con un punto de canela y nuez moscada queda espectacular.
Pearse and Lyons Co.
Desde luego no es fácil encontrar una destilería en un enclave como este, mágico y especial. Estamos hablando de la iglesia de St. James, cerca de la Guinness Store House y de Roe & Co. La iglesia, ubicada en el lugar de un santuario medieval, fue construida en 1859 y permaneció abierta hasta 1963.
Recientemente, Dr. Pearse y Deydre Lyons reconstruyeron todo el edificio, dotándolo de una maravillosa cúpula de cristal y con unos vitrales espectaculares que muestran la producción del whiskey. Otros honran el Camino de Santiago, ya que se cree que los peregrinos irlandeses salían de allí. Podrás disfrutar un interesante tour, en el que verás toda la producción de la bebida, en este caso en dos alambiques de cobre situados en el antiguo altar.
Roe & Co.
El edificio impresiona nada más llegar. Ubicada dentro de la imponente antigua casa de máquinas Guinness en The Liberties, la destilería Roe & Co. lleva el nombre del pionero del whiskey del siglo XIX George Roe. En realidad, la actual se fundó en 2019, pero es una continuación de la antigua, que había cerrado en 1926 y en su momento fue la que más exportaba en todo el país y producía anualmente el doble que Jameson. Ahora pertenece al grupo Diageo. Muy recomendable la experiencia The Flavours Workshop, en la que se juega con los sabores a la hora de hacer cocteles. Vale la pena ir al bar, tanto por su impresionante vista a la sala de máquinas como para degustar uno de sus fantásticos cocteles.
Jameson Distillery Bow St.
El mismo John Jameson fundó esta bodega en 1780. De hecho, junto con Old Bushmills Distillery, es una de las pocas destilerías históricas que quedan. Aunque en su destilería de Dublín ya no produce el preciado líquido (eso se hace hoy en Midleton Distillery, en Cork), en esta destilería de Bow Street, en la que se ha producido este famoso whiskey por 240 años, podrás disfrutar toda una serie de experiencias, empezando por degustar sus whiskeys de fama mundial, crear cocteles o aprender a mezclar whiskeys.
The Powerscourt Distillery
Y no podemos dejar de mencionar The Powerscourt Distillery, que, aunque no se encuentra en el centro de la ciudad, si está a unos 30 kilómetros de esta, en el condado de Wicklow, llamado el jardín de Irlanda por sus paisajes.
La destilería se encuentra en las tierras del Palacio de Powerscourt, que cuenta con un increíble hotel de cinco estrellas, un campo de golf de 18 hoyos y uno de los tres jardines más bonitos del mundo (según National Geographic); unos alrededores que te quitan el aliento.
Fundada en 2018, Whiskey Fercullen cuenta ya con un gran reconocimiento en la industria, tras haber ganado numerosos premios. Te recomiendo que hagas el tour por la destilería y pruebes el maridaje, a cargo de Santina Kennedy, en el cual podrás degustar productos locales como mantequilla, quesos, pan, embutidos…, en maridaje con el whiskey, todo un descubrimiento para los sentidos.
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Los pubs más emblemáticos
The Palace Bar
Abierto desde 1823, es el pub recomendado por cualquier experto en whiskey irlandés. De estilo victoriano, es un viaje en el tiempo, con sus paredes y muebles de caoba y roble, espejos dorados y fotografías de antiguos tiempos. Aquí se reunían periodistas, famosos escritores, filósofos, pensadores.
La historia del país pasaba por sus estancias. Podrás deleitarte con una de las mejores colecciones de whiskey irlandés del país y, si quieres una cata privada, pide el salón de arriba, que es espectacular. Los fines de semana aprecia la mejor música irlandesa. Su propietario, Willie Ahern, es un erudito del whiskey y de la historia de la ciudad.
The Swan Bar
Este maravilloso bar victoriano, en el que Ronan Lynch, su actual dueño, cuenta entusiasmado la historia del lugar, es considerado como uno de los pubs más emblemáticos de la ciudad. El emplazamiento fue primero una posada medieval y cuenta con licencia desde 1661. Su aspecto actual data de 1897 y le ha pertenecido a la familia Lynch desde 1937. Es un lugar perfecto para disfrutar las jornadas de rugby, futbol o de deportes gaélicos entre irlandeses.
The Temple Bar
Clásico entre los clásicos, no hay turista que llegue a Dublín que no pase por este pub. El ambiente empieza desde las 10:30 de la mañana hasta la 1:30 de la noche, con música irlandesa en vivo. Aquí encontrarás un ambiente internacional con gente de todo el mundo, tanto clientes como trabajadores. Su gerente, una mexicana de San Luis Potosí, Marisol, siempre está al tanto de que todo vaya bien.
Llevado por la familia Cleary, Tom, uno de los hijos, nos comenta que en un día ocupado pueden llegar a pasar 10 000 personas por el establecimiento y, en un día normal, unas 2 000. No está mal, ¿eh?
1661
Si lo que buscas es un bar de cocteles, estás en el lugar adecuado. Acérrimamente irlandés, es el bar donde encontrarás todas las bebidas autóctonas del país. Tiene como nombre el año en que se prohibió y llevó a la clandestinidad en Irlanda la otrora notoria bebida espirituosa irlandesa, el poitin. Encontrarás una buena selección de whiskeys.
The Long Hall
A la sombra del Castillo de Dublín, este pub abrió sus puertas en 1860. Dentro del local hallarás una mezcla kitsch de tapicería de terciopelo y paredes cubiertas de reliquias curiosas: viejos trabucos, murales en relieve que representan las guerras rusas del siglo xix, frisos art nouveau y cristalería.
- ¿Dónde encontrarlo? 51 South Great George’s Street, Dublin 2
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Dónde comer auténtica comida irlandesa
Nada mejor que comenzar el día con un estupendo Irish breakfast, o desayuno irlandés, es decir, huevos, frijoles, setas, tocino, morcilla y un buen jugo de naranja o un café. Un modo estupendo de empezar el día con fuerza. Por ejemplo, en el pub The Hairy Lemon (curioso el nombre, ¿verdad?) o en cualquiera de los pubs o restaurantes de la zona.
- The Pig’s Ear. Restaurante donde te ofrecen comida irlandesa con un toque de sofisticación y modernidad. Tiene un ambiente relajado y muy agradable. Acaban de abrir el pub Spitafields en la zona de The Liberties, con diferente menú.
- Gallagher’s Boxty House, en plena zona de Temple Bar, es un pequeño restaurante donde podrás disfrutar una deliciosa comida irlandesa, desde el típico estofado irlandés o los boxty (panqués de patata típicos del país) hasta un delicioso fish and chips. Hay que probar el auténtico pan irlandés.
- Gogartys. Restaurante icónico en Temple Bar durante años y que sirve platos tradicionales irlandeses con algunas recetas que datan del siglo XIX.
- The Winding Stair. Punto de referencia en Dublín en los setenta y ochenta, con vistas al río Liffey y una vista icónica del puente Ha’penny. Fue un lugar de encuentro para escritores, músicos y artistas. En la actualidad se ofrece comida casera a la antigua, con productos locales de temporada.
- Mulligan Grocer. Restaurante/pub de comida al más puro estilo irlandés. Ambiente relajado y platillos deliciosos, con numerosas opciones vegetarianas y veganas. Con los platos principales te aconsejan la cerveza para tomar como acompañamiento y, para los postres, las recomendaciones van a los whiskeys. Todo un lujo (cerca de Jameson)
- Leo Burdock. Y sí, uno no se puede ir sin probar el típico fish and chips, pescado rebozado y patatas fritas, un clásico. Para ello, sin ninguna duda, Leo Burdock es el más tradicional. Abierto en 1913, han pasado por guerras, revoluciones y crisis. Son visitados por famosos (su Wall of Fame en la web impresiona) y están esperando a que tú vayas.
Este texto es de la autoría de Silvia Vázquez de Parga Gaeta y Bárbara García Garrido, colaboradoras de National Geographic Traveler. Las autoras extienden un agradecimiento a Isabel del Río por su colaboración.
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