La ciudad tiene mucho por ofrecer además de la típica carne troceada con salsa, y su éxito para girar en torno al dinero.
Fiestas culinarias en el Gran Hotel, un brunch familiar en el Gran Mercado y cocineros voladores de primera categoría en el centro histórico: en verano, Zúrich parece una ciudad diferente. Entonces, la vida en la ciudad de los bancos ya no gira únicamente en torno al dinero, sino que se trata de disfrutar y sentir la alegría de vivir.
El tercer Festival Il Tavolo, que se celebró del 25 al 29 de junio, desvió el panorama de la metrópoli bancaria suiza hacia un aspecto que muchas veces se pasa por alto. Hace tiempo que los restaurantes a orillas del río Limago pueden competir con los de otras muchas metrópolis europeas. En la «Guía Michelin 2014» figuran un restaurante en Zúrich con dos estrellas y seis con una estrella, es decir, dos establecimientos más que los distinguidos en 2013.
Esta ciudad tiene más que ofrecer que solo el rösti y la típica carne troceada con salsa. Ello se debe no en último lugar a los principales hoteles de lujo. No es de extrañar que el «Baur au Lac», el «Eden au Lac», el «Park Hyatt Zürich», el «Storchen Zürich», el «Widder Hotel» y el «Dolder Grand» actúen como anfitriones del Festival Il Tavolo.
Junto con colegas de renombre internacional, los chefs de esos restaurantes se pusieron a cocinar durante la fiesta culinaria que inauguró el festival en el aeropuerto de Zúrich y desplegaron su talento preparando en un ambiente distendido desayunos, almuerzos y cenas en el Gran Mercado de la ciudad.
En la segunda noche del festival, la llamada «Noche de los cocineros voladores», los chefs se desplazan a la velocidad del rayo de un hotel anfritión a otro. En cada casa se ofrece un menú de seis platos, cada uno de ellos preparado por otro equipo. El momento gastronómico culminante es la «Noche de las estrellas», el viernes 27 de junio: en cada hotel anfitrión, los dueños de la cocina preparan junto con colegas galardonados menús de varios platos para gourmets.
Para los gourmets Zúrich no solo merece una visita por el festival. Tan solo por la presencia de Heiko Nieder vale la pena viajar a la ciudad suiza. Este chef de origen alemán, distinguido con dos estrellas Michelin, celebra en el «Dolder Grand» una cocina de primer nivel con mucha gracia y elegancia.
Su ensalada griega la descompone en sus componentes individuales que luego presenta en miniatura como pequeñas obras de arte. La mano de Nieder también se puede reconocer en la cocina de su alumno Dennis Puchert en el restaurante «Spice» del hotel «Rigiblick».nLa cocina de Dietmar Sawyere, en el venerable restaurante del hotel «Widder», es más tradicional. El hotel abarca ocho casas del centro histórico unidas entre ellas y alberga el famoso «Widder Bar». Por la noche, medio Zúrich se reúne en este legendario local con 250 tipos de whisky para tomar la última copa.
La otra mitad bebe un cóctel en el popular «Clouds Bar», un local situado en la planta 35 de la Torre Prime, en el barrio de moda Zúrich Oeste. El «Clouds» regenta también un restaurante de primera categoría. Quien después de disfrutar de tantas exquisiteces tiene ganas de comer algo más sustancioso puede visitar a la vuelta de la esquina el «Oepfelchammer» con su salón prácticamente intacto del año 1801 y su jardín «Sueño de una noche de verano». Este restaurante apuesta totalmente por los productos suizos.
Muy cerca de ahí está el café «Schober», donde el cliente bebe en un salón de felpa roja un chocolate caliente de muy buena calidad o un café mientras escucha música de piano. Si también este sitio parece demasiado elegante, está el «Sternen Grill». Frente a este snackbar de culto de Zúrich, en la plaza Bellevue, banqueros y obreros de la construcción esperan pacientemente una excelente salchicha asada.